A pesar de mostrar una recuperación después de la pandemia producida por el Covid-19, en la actualidad persisten dudas sobre el futuro del comercio marítimo en América Latina y el Caribe.
Según el Balance del Transporte Marítimo 2023 de la Unctad, el comercio marítimo cayó un 6 % en 2020 debido a la pandemia. Aunque la brecha se redujo en 2022, los niveles aún no han alcanzado los de 2019.
En ese sentido, un futuro más resistente requerirá mecanismos que consideren las variaciones mundiales, los cambios en las rutas, la concentración de la industria y las desigualdades regionales. Además, será necesario abordar la histórica y sustancial brecha de infraestructura relacionada con la conectividad entre los puertos y el interior económico de la región.
A pesar de estos desafíos, Juan Duarte, presidente ejecutivo de la Asociación Americana de Autoridades Portuarias (AAPA) en Latinoamérica, ha adoptado una visión: consolidar a la región como un pilar del comercio global mediante tres ejes fundamentales: la digitalización, la sostenibilidad y el desarrollo del talento humano.
Según Duarte, la atracción de inversiones extranjeras, impulsada por la necesidad de modernizar la infraestructura portuaria, será esencial para el futuro de los puertos en América Latina.
«Estamos viendo un aumento en el interés de los inversores extranjeros en la región, especialmente en proyectos de modernización de terminales portuarias y expansión logística», comenta Duarte. «Este interés es un claro indicativo de que los puertos de Latinoamérica tienen un papel fundamental que desempeñar en el contexto del comercio mundial».
Desafíos portuarios sobre la modernización
La relevancia de los puertos en el comercio internacional es indiscutible. De acuerdo con la Organización Marítima Internacional, aproximadamente el 80 % de las mercancías comercializadas en todo el mundo se transportan por vía marítima. Esto convierte a los puertos en puntos vitales de conexión para el comercio global, y su modernización es clave para que la región siga siendo competitiva en este entorno dinámico.
Sin embargo, la infraestructura portuaria en Latinoamérica enfrenta desafíos importantes, como el envejecimiento de instalaciones que datan de mediados del siglo XX. A pesar de los avances en la construcción de nuevas terminales en países como Panamá, Colombia, Brasil y Perú, muchas instalaciones requieren modernización y financiamiento para mejorar su eficiencia y responder a las crecientes demandas del comercio global.
Por otro lado, habría que destacar que en este contexto los puertos en Latinoamérica están adoptando un enfoque más sostenible, implementando proyectos de energía limpia y utilizando combustibles alternativos para las operaciones portuarias.
Ejemplos de estos avances incluyen la preservación de manglares en Posorja, Ecuador, y la creación de terminales energéticamente verdes, como el caso del Terminal Cuenca del Plata (TCP) en Uruguay, que opera con una matriz energética casi 100 % verde.
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La descarbonización de las operaciones portuarias en Latinoamérica avanza mediante estrategias enfocadas en la reducción de emisiones, la automatización de procesos y la transformación de la matriz energética hacia fuentes más limpias, como el gas, la electricidad y el hidrógeno. Estas medidas son fundamentales para modernizar los puertos y alinearlos con las exigencias ambientales globales.
Según el presidente de AAPA Latam, la organización está trabajando en el desarrollo de estrategias de automatización, digitalización y sostenibilidad ambiental para sus miembros, al tiempo que impulsa la creación de más normativas para fomentar las asociaciones público-privadas (APP), cruciales para financiar los ambiciosos proyectos de modernización que la región necesita.
“La AAPA también promueve el fortalecimiento de programas de financiación, networking, intercambio de equipos especializados y tecnología, así como el desarrollo de educación técnica y la profesionalización del talento humano en los puertos. De esta manera, tanto el personal operativo como el directivo estarán preparados para enfrentar los desafíos del futuro”, resalta Duarte.
En definitiva, el futuro de los puertos en América Latina se proyecta como un pilar del comercio global, impulsado por la digitalización, la sostenibilidad y el desarrollo del talento humano.
Colombia, una potencia portuaria
Duarte subraya que, en el caso colombiano, si bien ha logrado avances significativos en su desarrollo portuario, particularmente en términos de capacidad y tecnología, todavía persiste la necesidad de un marco normativo claro en cuanto a asociaciones público-privadas (APP). Este marco es crucial para atraer más inversiones y fortalecer la infraestructura existente.
«Colombia se destaca como uno de los países con mayor éxito en el desarrollo portuario de América Latina», explica Duarte, señalando que el Puerto de Cartagena ocupó el tercer lugar en eficiencia a nivel mundial, según un informe del Banco Mundial de 2023. No obstante, advierte que el país enfrenta un reto clave en la actualización de las reglas de juego para la reconcesión o continuidad de las concesiones portuarias, muchas de las cuales vencerán en los próximos años.
“La renovación de estas concesiones será crucial para mantener la competitividad del sector y asegurar su sostenibilidad a largo plazo”, puntualizó.
Es importante destacar que gracias a que el país cuenta con una ventaja estratégica clave: su acceso tanto al Océano Pacífico como al Mar Caribe, lo que le permite una gran movilidad comercial. Entre enero y diciembre de 2023, se movilizó 175,9 millones de toneladas, según un informe del Ministerio de Transporte.
La importancia de la infraestructura portuaria en Colombia es evidente, ya que alrededor del 90 % de la carga comercial internacional se transporta por vía marítima.
Los puertos de la región Caribe son los más activos, con 153,3 millones de toneladas movilizadas, lo que representa una participación del 87,2 % del total, incluyendo la carga de carbón. Los puertos del Pacífico, por su parte, movilizaron 19,6 millones de toneladas, con una participación del 11,1%, pero son claves para la estrategia de importación nacional.