Este martes, todos los países y presidentes están atentos a las elecciones presidenciales de Estados Unidos mientras los votantes acuden a las urnas, pero la votación tiene más importancia para algunos países.
Para algunas naciones, el voto podría marcar la diferencia entre la guerra y la paz, la estabilidad y la volatilidad, la prosperidad o la debilidad económica. Esa situación es aún más pronunciada en el caso de Ucrania, cuya integridad territorial podría incluso estar en juego.
Ya sea que a la Casa Blanca llegue el expresidente republicano Donald Trump o la vicepresidenta demócrata Kamala Harris, este 5 de noviembre es determinante para la política, economía, cultura y el aspecto social de diversos países.
China es el mayor rival económico de Estados Unidos, y la enemistad no muestra señales de disminuir, independientemente de quién se convierta en el próximo presidente estadounidense.
Trump ya ha amenazado con reactivar una guerra comercial que comenzó durante su primer mandato, en el que impuso aranceles por valor de US$250.000 millones a las importaciones chinas.
Además, el empresario defendió la medida como una forma de reducir el déficit comercial con China y de impulsar el empleo y la competitividad estadounidenses.
Este año, Trump dijo que, si era reelegido, aumentaría los aranceles a los productos chinos entre un 60 % y un 100 %. Pero, esta no es la única nación en ser atacada, ya que Trump ha amenazado con imponer un arancel general del 10 % a todas las importaciones estadounidenses.
Los economistas dicen que esa medida probablemente costaría al hogar estadounidense típico alrededor de US$1.700 al año, e incluso más si se introdujera un arancel general del 20 %, como también sugirió Trump.es.
El equipo de campaña de Harris ha criticado esta última propuesta de una base arancelaria universal, pero hay pocas señales de que una administración demócrata daría marcha atrás con los aranceles actuales, como los de los vehículos eléctricos chinos o los paneles solares, implementados durante el mandato del presidente Biden.
Israel e Irán
La guerra de Medio Oriente es en la que las posiciones de política exterior de Trump y Harris podrían estar más alineadas: ambos candidatos prometieron el continuo apoyo de Estados Unidos a Israel en su persecución de los representantes iraníes, los grupos militantes Hamás y Hezbolá en Gaza y Líbano, respectivamente, al tiempo que presionan para que el conflicto termine pronto.
Irán ha amenazado con tomar represalias contra los ataques con misiles a gran escala lanzados por Israel contra las instalaciones militares del país el mes pasado, lo que significa que un ciclo de intercambios de represalias entre los adversarios podría continuar hasta el otoño.
Recientemente, Trump se presentó como un “protector” de Israel, promoviendo su apoyo anterior al país en la cumbre del Consejo Israelí-Estadounidense en septiembre y sugiriendo que Israel enfrenta una “aniquilación total” si no es elegido, sin respaldar esa afirmación.
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Además, le daría luz verde a Netanyahu para atacar los espacios nucleares de Irán (medida vetada por Biden), realizar asesinatos selectivos y volver a imponer su “política de máxima presión” a través de más sanciones a su industria petrolera.
También aseguró que “cualquiera que sea judío y ame ser judío y ame a Israel es un tonto si vota por un demócrata”.
Una encuesta reciente del Instituto de Democracia de Israel concluyó que casi el 65 % de los ciudadanos pensaba que Trump sería mejor para los intereses israelíes vs. el 13 % que pensaba que Harris sería mejor.
Un poco más del 15 % dijo que no había diferencia entre los dos candidatos, mientras que el 7 % dijo que no sabía.
La demócrata ha intentado disipar la caracterización que los republicanos hacen de ella como antiisraelí, declarando en agosto que “siempre defenderé el derecho de Israel a defenderse y siempre me aseguraré de que Israel tenga la capacidad de defenderse”.
Rusia y Ucrania
La continua guerra con Rusia y con Kiev dependiendo en gran medida de la ayuda militar extranjera para seguir luchando, Ucrania estará siguiendo de cerca las elecciones, al igual que Moscú.
Existe un amplio consenso en que una administración Trump y unos republicanos de línea dura serían mucho más hostiles a otorgarle a Ucrania más ayuda militar, lo que inhibiría significativamente su capacidad de seguir luchando contra Rusia.
Trump aseguró que pondría fin a la guerra en 24 horas si es elegido, lo que indica que cortaría la financiación a Ucrania para obligarla a negociar un acuerdo con Rusia. Eso probablemente significaría la renuncia a casi el 20 % de su territorio en el sur y el este que actualmente está ocupado por fuerzas rusas.
Sin embargo, si Ucrania opta por seguir luchando sin el apoyo de Estados Unidos, podría perder aún más territorio. Por lo tanto, las elecciones estadounidenses son una cuestión clave para dicho país.
(CNBC, Valora Analitik)