Al poner un pie en las principales ciudades de China, como Beijing, no se puede evitar el paisaje de bicicletas estacionadas en los andenes y ciclistas que cruzan las calles.
Las dos ruedas han encontrado un espacio importante en el gigante asiático, impulsadas por la combinación de movilidad compartida y tecnología de punta.
En un país donde las urbes están bajo el peso de la congestión, las bicicletas han emergido como una solución ágil y eficiente.
Las empresas como Meituan Bike, Qingju Bike (de Didi) y HelloBike, no solo lideran esta revolución sobre ruedas, sino que también se han convertido en el eje de las «ciudades inteligentes», esas que buscan reimaginar el futuro del transporte con una perspectiva sostenible y conectada.
Con el simple toque de un dedo en la pantalla de un móvil, cualquier ciudadano puede localizar, desbloquear y subirse a una bicicleta.
El éxito de las bicicletas compartidas en China
Las ventajas que las bicicletas compartidas han traído a China no solo radican en su accesibilidad, sino en la tecnología que las respalda. Las bicicletas están equipadas con sistemas de posicionamiento GPS y códigos QR que permiten a los usuarios localizar y desbloquear bicicletas a través de aplicaciones móviles.
Las empresas chinas de bicicletas compartidas están utilizando inteligencia artificial y grandes volúmenes de datos para optimizar la ubicación de las bicicletas, asegurando que estén disponibles donde haya mayor demanda.
Al cierre del 2023, más de 20 compañías operaban millones de bicicletas compartidas en China, brindando servicio a cerca de 19 millones de personas. Este movimiento ha sido clave para resolver uno de los mayores desafíos urbanos: el famoso «último kilómetro», ese trayecto final que separa al transporte público de los destinos de millones de usuarios diarios.
Las bicicletas en cifras
El dato más actualizado sobre el sistema de bicicletas compartidas en China indica que para 2024, el país cuenta con más de 20 millones de bicicletas compartidas en circulación, repartidas principalmente entre empresas líderes como Meituan Bike, Qingju Bike (de Didi) y HelloBike. Estas bicicletas, tanto convencionales como eléctricas, están disponibles en más de 360 ciudades chinas. Además, se estima que hay más de 400 millones de usuarios registrados en estos servicios.
El impacto ambiental y la sostenibilidad
El impacto positivo de las bicicletas compartidas en el medio ambiente es notable. Según datos recientes, los «viajes en dos ruedas» en China, que representan el 30 % de los desplazamientos urbanos, han contribuido a reducir las emisiones de carbono en unas 10.000 toneladas diarias.
Este ahorro no solo ayuda a mejorar la calidad del aire en ciudades como Pekín, Shanghái y Chengdu, sino que también reduce el consumo de combustibles fósiles.
Por ejemplo, los usuarios de las bicicletas compartidas y las bicicletas eléctricas de Meituan ayudaron a ahorrar aproximadamente 436.500 toneladas de dióxido de carbono en el último año. Solo en Beijing, los usuarios completaron 850 millones de kilómetros en bicicletas, reduciendo las emisiones en 41.100 toneladas.
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Desafíos y soluciones para la movilidad sostenible
A pesar de sus éxitos, el auge de las bicicletas compartidas no ha estado exento de desafíos. La saturación en las calles y la falta de regulaciones iniciales generaron problemas de estacionamiento descontrolado, lo que llevó a las autoridades a intervenir.
Hoy en día, las empresas y el gobierno han implementado medidas para mejorar la infraestructura y garantizar un uso más responsable de las bicicletas. Además, se están desarrollando carriles bici inteligentes, equipados con sensores que monitorean el flujo de ciclistas y ajustan las condiciones del tráfico.
El papel de las bicicletas en las ciudades inteligentes de China está lejos de terminar. Con la creciente demanda de soluciones de transporte sostenibles, se espera que las bicicletas compartidas continúen evolucionando. En los próximos años, se espera una mayor integración de bicicletas eléctricas y la expansión de estos sistemas a ciudades medianas y pequeñas, donde la necesidad de alternativas de transporte es igualmente crítica.
