En el marco del Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite 2024, de Fedepalma, Andrés Felipe García, director de Planeación Sectorial y Desarrollo Sostenible, explicó el rol de las mujeres en este sector con prácticas de sostenibilidad.
“En términos de sostenibilidad hemos avanzado en un gran camino, 99 % de palmicultura es libre de deforestación. Pero también en términos laborales es distinto, la historia de la palma refleja que el 80 % del trabajo es formal”.
Cabe destacar que Fedepalma cuenta con un Programa de Aceite de Palma Sostenible de Colombia (APS), siendo su apuesta de valor para asegurar que el origen de este producto sea positivo para el medio ambiente en su creación y consumo.
“Estamos avanzando para que nuestros palmicultores destaquen a nivel nacional e internacional, con prácticas sostenibles. Para ello exaltamos cuatro cosas distintas”, explicó el director:
- Empresas que se certifican en prácticas de sostenibilidad: 310 palmicultores certificados en APS Colombia para incluir a los pequeños agricultores.
- Concurso de fotografías para temas sociales y ambientales de los entornos palmeros, la vida de familias, para impulsar al sector.
- Reconocimiento de calidad de fundaciones palmeras y de otros ciudadanos involucrados en el sector desde prácticas en pro del medio ambiente.
- Premio a la mujer palmera para exaltar a emprendedoras y líderes que transformen sus entornos con experiencias de vida al ser directivas o campesinas.
En este último premio participan 51 para dar tres ganadoras, pues 75 % de palmicultores son de pequeña escala y 35 % son mujeres; de acuerdo con Fedepalma se prefiere a la mujer para mano de obra en este sector manejando tractores y maquinaria amarilla.
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La palma puede cosecharse y permite planificar para ordenar las finanzas del hogar, papel en el que las mujeres “cumplen un rol fundamental” con un ingreso mensual digno para cubrir gastos.
Solamente en Tibú (Norte de Santander) hay 30 asociaciones de mujeres de este sector que son líderes y se desempeñan en labores que eran usualmente realizadas por hombres.
Adriana Tovar es finalista del premio a la mujer palmera, cadena en la que pueden trabajar para extraer aceite y comercializarlo en Colombia y otros países. Ella mencionó problemas comunes de una empresa de aceite de palma como la violencia, la inseguridad y mal estado de las vías.
“La palma cambia vidas, quiero agradecerle a Fedepalma porque no solamente pueden trabajar los hombres, somos pilar fundamental de una empresa y proyectos de vida, somos emprendedoras”, Leidy Viviana Agudelo, líder de la Asociación Gremial de Productores de Palma Africana de Campo Dos (Asogpados).
Si las personas se certifican con el programa APS pueden beneficiar a especies, reducir costos con lo relacionado a control de plagas, herramientas del palmicultor y hacer una efectiva prevención y mitigación de riesgos.
Además, García incluyó la prevención de riesgos con auditores y la inversión que se ha visto afectada por la guerrilla, ya que las tierras son tomadas por ellos y manipuladas.
Por otro lado, Tovar mencionó que precisamente en las zonas afectadas por el conflicto armado es un reto sacar adelante esas cosechas y su comercialización, sin embargo, se puede lograr.