El presidente de Estados Unidos manifestó que planea deportar entre 15 y 20 millones de personas y su vicepresidente James David (JD) Vance aseguró que el Gobierno podría llegar a expulsar un millón de inmigrantes al año, más del doble de lo registrado en 2013, un periodo con cifras récord.
Fuente: Bancolombia.
Sin embargo, un análisis del Grupo Bancolombia advierte que las decisiones de esta administración no toman en consideración el aporte de los migrantes a la economía estadounidense ni el esfuerzo fiscal que supondría su expulsión.
Recomendado: Trump revoca permiso de trabajo para migrantes venezolanos en Estados Unidos
En el primer caso, si se expulsa a todos los migrantes indocumentados, se podría perder entre un 4,2 % y un 6,8 % del Producto Interno Bruto (PIB) en los próximos años, según el American Immigration Council, producto de una menor dinámica del mercado laboral, menor demanda y el menor recaudo de impuestos (compra de bienes y servicios, renta, nómina, etc.).
Bancolombia explicó que esta contracción sería del tamaño de la que sufrió la economía de EE. UU. durante la crisis financiera de 2007-2009, pues en muchos sectores, que contratan mayormente a migrantes irregulares, habría escasez de mano de obra. Si no la logran reemplazar se frenaría su producción y se perderían oportunidades de negocio.
En segundo lugar, cálculos del American Immigration Council revelan que el costo de deportar un millón de migrantes al año ascendería a US$8.000 millones entre arrestos, detenciones, procesamiento legal y, principalmente, logística (mayor número de jueces, policía, capacidad de transporte y construcción de centros de detención).
“Para poner la cifra en perspectiva, esto corresponde al doble del presupuesto de los institutos estadounidenses de salud y a 18 veces lo que se gasta anualmente a nivel mundial en iniciativas como la investigación sobre el cáncer”, subrayó Bancolombia en su último informe semanal.
¿Quiénes son los migrantes en EE. UU.?
En Estados Unidos trabajan 30,7 millones de migrantes que para 2023 representaban el 17,7 % de la fuerza de trabajo. De estos, el 52,4 % (16,1 millones) corresponden a población nacida en Latinoamérica, con México como el mayor aportante (45 %).
Diversas entidades estiman que el número de migrantes indocumentados residentes en EE. UU. se encuentra entre 11 y 13 millones, la mayoría de ellos en edad de trabajar y/o estudiar.
Fuente: Bancolombia.
Históricamente, los migrantes han participado más en el mercado laboral estadounidense que los locales. Según el informe de Bancolombia, entre 2010 y 2019, la participación de los nativos fue del 63 % promedio, mientras la de los migrantes fue de 66,7 %.
“La brecha se amplía más al considerar solo los migrantes latinoamericanos para quienes, en el mismo periodo, la participación laboral fue de 70 %, impulsada por los nacidos en Centroamérica (74,5 %)”.
Por sectores, la agricultura y la construcción son los que más emplean migrantes indocumentados, con el 14,2 % y 12,3 %, respectivamente, de los ocupados totales en la actividad. En contraste, las actividades financieras y de seguros, y los servicios de educación y salud contratan la menor proporción (sin contar a la administración pública, que solo contrata personas totalmente documentadas y formales), con 2,5 % y 2,6 %, respectivamente.
Además, se estima que los emprendimientos de migrantes irregulares generaron US$27.100 millones en ingresos en 2022 y miles de empleos, tanto para migrantes como para norteamericanos.
El impacto de la reducción de las remesas
Bancolombia anticipó que, ante un evento de deportación masiva, las economías de los países altamente dependientes de remesas provenientes de Estados Unidos se verían especialmente afectadas.
En algunos países, como México, El Salvador y Guatemala, las transferencias que provienen de EE. UU. representan más del 90 % del total. Según el indicador de vulnerabilidad de flujos de remesas de Bancolombia, justamente estos son los países más vulnerables con puntajes de 6,5, 6,0 y 4,9 en una escala de 0 a 10.
Fuente: Bancolombia.
“Esto quiere decir que son países altamente expuestos ante eventos de endurecimiento de la política migratoria por la cantidad de migrantes de estas nacionalidades que residen en EE. UU. y la importancia de las remesas como motor del consumo privado”, explicó la entidad financiera.
Sin embargo, para Colombia, el mensaje es de relativa calma, ya que la economía no es tan dependiente de las remesas, a pesar del repunte reciente (alcanzaron el 3,8 % del PIB en 2024). Su puntaje en el indicador de vulnerabilidad de flujos de remesas es del 1,4, menor al de países centroamericanos, pero por encima de los niveles de Brasil, Chile, Perú y Argentina.
En 2023, las transferencias desde EE. UU. solo representaron el 2 % del consumo privado de los colombianos. De esta cifra, 1,6 puntos porcentuales (pp) habrían sido enviadas por migrantes documentados y solo 0,4 pp por indocumentados.
