El lunes 10 de marzo de 2025, el índice Nasdaq experimentó una caída del 4 %, marcando su peor jornada desde 2022. Esta disminución resultó en la pérdida de aproximadamente US$1,7 billones en el mercado de valores de Estados Unidos.
Por su parte, el índice de Dow Jones Industrial Average experimentó una significativa caída de 890 puntos, equivalente al 2,1 %.
De igual manera, el S&P 500 registró una caída del 2,7 %, y tocó su nivel más bajo desde septiembre, cerrando en 5.614,56 puntos.
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Tesla lideró las pérdidas con una disminución del 15 %, seguida de Alphabet (-4,5 %), Nvidia (-5,1%), Apple (-4,8 %) y Meta (-4,4 %).
¿A qué se debe esta caída?
El presidente Donald Trump, en una reciente entrevista, no descartó la posibilidad de una recesión en 2025, atribuyendo los desafíos económicos a un período de transición significativo. Estas declaraciones aumentaron la incertidumbre entre los inversores, afectando tanto al mercado bursátil como al de las criptomonedas.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, dijo a CNBC que podría haber un “período de desintoxicación” para la economía a medida que la nueva administración recorta el gasto público. Luego, en una entrevista que se emitió el domingo, el presidente Trump respondió a una pregunta en Fox News sobre la posibilidad de una recesión diciendo que la economía estaba atravesando “un período de transición”.
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Además, la reciente entrada de la empresa china DeepSeek en el mercado de la inteligencia artificial ha generado preocupaciones sobre la competitividad de las empresas tecnológicas estadounidenses. Este nuevo competidor ha provocado una reevaluación de las perspectivas de crecimiento en el sector, contribuyendo a la volatilidad del mercado.
En respuesta a la creciente inflación, el Banco Central Europeo redujo los tipos de interés en 25 puntos básicos. Sin embargo, la preocupación persiste en los mercados financieros. Los sectores más afectados fueron el tecnológico y el de comunicaciones, mientras que el energético y el inmobiliario mostraron ligeras ganancias.
La combinación de factores económicos y geopolíticos ha generado una atmósfera de cautela entre los inversores. Se recomienda monitorear de cerca las políticas gubernamentales y las tendencias económicas globales para anticipar posibles movimientos en el mercado.
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