La economía de México creció mejor de lo esperado por los analistas del mercado en el primer trimestre de 2023.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), con cifras ajustadas por estacionalidad, el producto interno bruto (PIB) del primer trimestre presentó un aumento del 1,1 % en términos reales, frente al trimestre inmediatamente anterior.
Por componente y a tasa trimestral, el PIB oportuno de las actividades terciarias avanzó 1,5 %; el de secundarias, 0,7 % y el de primarias se redujo 3,2 %, en el primer trimestre de 2023.
Mientras tanto, en el trimestre de referencia, a tasa anual y con series ajustadas estacionalmente, la estimación oportuna del PIB ascendió 3,8 % en términos reales.
Por actividad económica, las variaciones fueron: las actividades terciarias incrementaron 4,3 %; las primarias, 3,1 % y las secundarias, 2,6 %.
Estos datos infieren en que la economía mexicana está siendo impulsada por el comercio y los servicios, ramas que componen las actividades terciarias.
Recomendado: Este es el plan de México para combatir la inflación en América Latina
El Inegi también resaltó que las estimaciones conocidas este viernes podrían cambiar respecto a las cifras generadas para el PIB trimestral tradicional, las cuales se publicarán el próximo 26 de mayo de 2023.
Con los datos publicados este viernes, la economía mexicana sorteó las previsiones de los analistas especializados, quienes esperaban un aumento de la actividad en del 0,8 % trimestral y a 3,3 % a tasa anual.
¿Qué dicen los expertos sobre el avance de la economía mexicana?
Andrés Abadía, economista jefe de Pantheon Macroeconomics para América Latina, señaló que el crecimiento de la economía mexicana en el primer trimestre, “fue resistente a principios de año, gracias principalmente a la sólida actividad de servicios, a pesar de la elevada inflación y el endurecimiento de las condiciones financieras”.
A pesar de los buenos indicadores en líneas generales, Abadía sostiene que los indicadores adelantados, incluidos los PMI, apuntan a tiempos difíciles por delante.
“De cara al futuro, las perspectivas son mixtas para la segunda mitad del año, al menos. La caída gradual de la inflación, permitiendo recortes en las tasas de interés, ayudará a la demanda interna”, indicó el analista.
Abadía agregó que “la tartamudez de la actividad manufacturera, el debilitamiento de las remesas de Estados Unidos y el aumento de la incertidumbre política y política, que afectan el gasto de capital, a pesar de la ola de nearshoring, siguen siendo grandes amenazas”