La Cuenta del Mar, una de las iniciativas de Bancolombia orientadas a promover el desarrollo sostenible para el bienestar de todos, cerró su primer fase con acciones encaminadas a preservar los ecosistemas marino-costeros, pensando tanto en la calidad de vida de las comunidades hoy, como en el largo plazo.
El proyecto priorizó la intervención en la Ciénaga Grande de Santa Marta, que además es una de las zonas más estratégicas del Caribe colombiano, en donde concentraron esfuerzos para restaurar los manglares, hábitat fundamental para la biodiversidad y clave en la lucha contra el cambio climático.
Por medio del liderazgo de las comunidades locales y el trabajo articulado con WWF Colombia, lograron la siembra de 8.420 plántulas de mangle, al igual que la restauración de 7 hectáreas de manglar (área equivalente a casi siete canchas de fútbol).
Por otra parte, rehabilitaron 6,7 kilómetros de canales naturales, los cuales son fundamentales para garantizar el equilibrio hídrico entre el agua dulce y salada para asegurar la salud de los manglares.
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Impacto social
Al programa se vincularon 1.010 personas a través de acuerdos comunitarios para promover la participación en las actividades de restauración, manteniendo un enfoque de corresponsabilidad y sostenibilidad.
Asimismo, lograron formar 226 personas de la región en temas de restauración ecológica, fortaleciendo capacidades locales y generando conocimiento ambiental desde el territorio.
Los participantes fueron jóvenes, pescadores, madres de cabeza de familia, lideres comunitarios y guardianes del territorio.
«Conscientes de que todos debemos aportar a la conservación de los océanos, en Bancolombia trabajamos con aliados para movilizar recursos hacia la restauración de los ecosistemas de manglar, por su relevancia para la biodiversidad y el sustento de las poblaciones en las zonas costeras. En esa línea, la Cuenta del Mar materializa esta intención, con acciones que generan beneficios hoy y en el largo plazo», señaló Juan Carlos Mora, presidente de Bancolombia.
“Cuando las decisiones se toman desde el territorio, la conservación tiene raíces profundas. Esa es la base de esta alianza, que nos reafirma cómo el poder colectivo y el compromiso de las comunidades fomenta liderazgos, fortalece capacidades, genera transformaciones positivas en los territorios y promueve el bienestar de las personas y la naturaleza. El éxito de este proceso es la suma de esfuerzos y aliados y a la labor incansable de líderes y lideresas del territorio, que han enseñado, con el ejemplo, que proteger los manglares es proteger la vida”, señaló Sandra Valenzuela, directora Ejecutiva de WWF Colombia.