En el desarrollo de la XX Conferencia Internacional de Palma de Aceite en Cartagena, en la cual se revela la actualidad y el desarrollo de este importante sector para la agroindustria nacional, también se conoce el impacto que tiene para la economía agraria del país.
Hay que destacar que, en Colombia, la agroindustria genera cerca de 200.000 empleos y de esos el 85 % son formales.
En el encuentro, Fedepalma reveló que, en cuanto a los ingresos del productor, en Colombia se estima que un palmicultor de 10 hectáreas, es decir uno que se clasifica como de pequeña escala en nuestro país, entre 2018 y agosto 2022 obtuvo como ingreso neto promedio mensual 3,5 salarios mínimos mensuales legales vigentes (SMLV), que equivalen a cerca de US$800 mensuales ($3,5-$3,6 millones).
La cifra es relevante si se tiene en cuenta que el salario mínimo en Colombia asciende en 2022 a $1 millón, lo que deja a un palmicultor de pequeña escala muy por encima del sueldo que reciben más de 10 millones de colombianos mes a mes.
Nicolás Pérez, presidente ejecutivo de Fedepalma, resaltó, además, que cerca de 6.000 productores de pequeña escala, trabajan articuladamente con empresas medianas y grandes, así como 200.000 familias son vinculadas a los empleos de esta agroindustria “que ha encontrado en la palmicultura una oportunidad de desarrollo personal y progreso familiar generando arraigo en sus regiones y valiosos liderazgos en sus comunidades”.
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En otros aspectos económicos, el valor de la producción colombiana el año pasado fue valorada en US$2.000 millones y este año se estima estará cerca de US$2.150 millones. Todos estos recursos irrigan de forma importante la economía nacional gracias a que la palmicultura colombiana abarca 161 municipios de 21 departamentos del país. Fue así como el año pasado el sector representó el 16 % del PIB agrícola nacional y este año su participación se mantendrá con un valor similar.
La participación de la palma en las hectáreas sembradas por departamento permite resaltar su importancia regional. La palma representa el 39 % de las hectáreas sembradas en el departamento de Cesar; 37 % en el Meta; 30 % en Santander; 27 % en Casanare; 26 % en Magdalena y 25 % en Norte Santander, siendo el cultivo de mayor área sembrada en muchos de ellos.
Esto se refleja en el aporte de la palmicultura al PIB agropecuario de varios de estos departamentos: en el Cesar alcanzó 39 %, en el Meta un 33 % y en el Casanare un 27 %, por nombrar algunos.
“En el caso de Colombia, ha sido evidente que la palma ha transformado mercados, ha diversificado las exportaciones colombianas, ha transformado la economía agropecuaria, ha creado empleo formal y de calidad, ha aportado a la paz y ha contribuido a mejorar las condiciones de vida de las comunidades palmeras”, concluyó Pérez.