De acuerdo con un nuevo estudio de Mastercard, pese al rezago en las remesas digitales en América Latina, estas crecerán en US$20.000 millones para 2026.
Las remesas digitales se refieren a aquellas transferencias bancarias internacionales que se realizan de manera electrónica, a través de plataformas en línea o aplicaciones móviles. Es un método que, a diferencia de las tradicionales, permiten mayor velocidad en el envío y recepción de dinero entre países. Por lo mismo, también abaratan los costos.
En la región, las remesas tradicionales han tenido una tasa de crecimiento anual del 10 % desde 2014, frente al 4 % global. Aun así, las remesas digitales tienen una tasa anual de crecimiento menor a la global (23 % frente a 25 %). Y llegan a una participación del 43 % del mercado total de remesas, cerca de 10 puntos porcentuales menos que en la medición global.
Mastercard realizó el estudio en asocio con PCMI, una empresa de inteligencia de mercado de la industria de pagos. Para llegar a estas conclusiones, PCMI evaluó las remesas en América Latina (México, El Salvador, Guatemala Honduras, Brasil, Argentina y Colombia) entre octubre y diciembre de 2023.
El estado de las remesas digitales en América Latina
De acuerdo con el estudio, el volumen de remesas tradicionales en Latinoamérica supera los US$146.000 millones, más del doble del monto de hace una década. El volumen de remesas enviadas a la región se ha multiplicado por 25 durante los últimos 30 años.
México lidera la recepción de remesas, con US$65.000 millones al año, seguido por Honduras, El Salvador y Guatemala. “Si bien son de menor volumen, los mercados de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala) ocupan un lugar destacado a escala global en términos de la contribución de las remesas a sus respectivos PIB nacionales, más del 20 % para cada uno de estos tres países”, explica el estudio.
Pero incluso en países donde los volúmenes de remesas son menores, estos crecen. En Colombia, el mercado vale US$10.000 millones, impulsadas por la debilidad del peso. En Argentina, las remesas apenas llegan a US$1.300 millones por la crisis macroeconómica y el deterioro de su moneda. E incluso Brasil llegó en 2022 a registros récords con un mercado de US$5.000 millones.
De se total, las remesas digitales en América Latina representan el 43 % del total, aunque el uso varía por país.
“En comparación con otros países, Colombia, Brasil y Chile reciben un mayor porcentaje de remesas por vías digitales, mientras que en Centroamérica y México el porcentaje de remesas que se reciben digitalmente es de 20 % a 30 % del total”, indica el estudio de Mastercard.
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Y las tendencias son positivas. “Según nuestras proyecciones, 2023 marcó un punto de inflexión que representará el pico histórico de las remesas en efectivo en Latinoamérica: pensamos que desde 2024 en adelante dicho tipo de remesas irá bajando y la balanza se inclinará a favor de las opciones digitales”, se lee en el informe. Así, las remesas digitales en América Latina tendrían un valor de US$90.000 millones.
Los retos
A pesar del optimismo, aún hay retos. Uno de ellos son los altos costos. “Para acelerar las remesas es necesario identificar la ruta más corta entre el remitente y el receptor”, indica Mastercard.
También se cuenta a la regulación como “uno de los puntos problemáticos más graves que enfrenta la industria, dada la falta de coherencia legal, regulatoria y operativa entre todas las jurisdicciones globales”.
Y otro de los desafíos preponderantes es la exclusión financiera. Esto, pese a que, en América Latina, el 79 % de las personas tienen acceso a una cuenta financiera o a una tarjeta de débito.