Basados en la relación de la adición de reservas anual con la inversión en petróleo y gas, Corficolombiana estimó que, en 2022 y 2023, se redujo la proporción de reservas de hidrocarburos probadas sobre la producción en Colombia.
Esto, según la entidad, revela una declinación persistente en la ventana de tiempo con la cual el país contará con autoabastecimiento en petróleo y gas.
“Nuestros cálculos apuntan a que, dados los recursos que estimamos en 2023, el país agotará sus reservas de hidrocarburos en ocho años”, precisó la compañía.
En efecto, Corficolombiana explicó que la inversión tiene dos efectos sobre las reservas:
- Por un lado, una mayor inversión en exploración está asociada a aumentos en los hallazgos o nuevas adiciones de recursos de petróleo y gas.
- En contraste, una inversión en producción elevada aumenta la desacumulación de reservas.
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Adicionalmente, en el caso del crudo, las cotizaciones internacionales generan revisiones a yacimientos ya descubiertos en periodos anteriores y que, por cambios en precios, también alteran su condición de viabilidad comercial.
Se estima que la adición de reservas que se dio en 2022, y se dará en 2023, está concentrada en revisiones positivas por los altos precios del crudo y el gas natural.
Sin embargo, la tendencia negativa de la inversión en exploración será insuficiente para que los nuevos hallazgos de hidrocarburos cambien la tendencia de las reservas en el corto plazo.
Hacia adelante, de acuerdo con Corficolombiana, es imperativo que la política energética estimule la inversión y, para esto, será necesario reactivar la adjudicación de nuevas áreas para exploración.
¿Cómo están las actuales reservas de Colombia?
Las reservas de hidrocarburos son las cantidades de recursos de petróleo y gas que son comercialmente recuperables a través de proyectos de desarrollo en el subsuelo colombiano.
Para el caso del crudo deben satisfacer cuatro criterios:
- Haber sido descubiertas
- Ser recuperables
- Comerciales
- Permanecer durante el proyecto de desarrollo implementado
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Para el caso del gas, además deben contar con la infraestructura de transporte necesaria para conectar el yacimiento con el Sistema Nacional de Transporte y ser económicamente viables.
Así las cosas, las empresas reciben la certificación de sus reservas, cuando cumplen a cabalidad estas condiciones, por un auditor externo que hace la revisión de estos criterios.
Así las cosas, cada año la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) consolida las reservas certificadas del país en el informe de reservas. El más reciente fue publicado en mayo del 2022 con la información al cierre del 2021.
Las reservas de petróleo ascendieron a los 2.039 millones de barriles (Mbl), con un incremento de 12,3 % a/a, mientras que las de gas alcanzaron los 3,2 tera pies cúbicos (TPC), consistente con un avance de 7,3 % a/a.
“Aunque hubo incrementos anuales en ambos casos, en el largo plazo se evidencia que las reservas de hidrocarburos han caído de forma secular en la última década”, manifestó la entidad.
Cabe recordar que, en 2013, las reservas de petróleo y gas de Colombia eran de 2.445 Mbl y 5,5 TPC respectivamente, por lo que el retroceso de los últimos diez años ha sido de 16,6 % y 42,6 %.
“Esta tendencia es resultado de una dinámica exploratoria que se ha venido moderando, lo que ha dificultado hacer nuevos hallazgos para reemplazar satisfactoriamente las reservas desacumuladas”, indicó Corficolombiana.
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Este punto se evidencia más claramente cuando se analizan las reservas como proporción de la producción anual:
Este indicador pasó de 8,1 a 7,6 años entre 2009 y 2021 para el caso del crudo.
En términos de gas la caída ha sido más profunda, pasando de 13,9 a 8,0 años entre el 2011 y el 2021. Esto revela que la ventana de autoabastecimiento de hidrocarburos se ha venido cerrando en los últimos años.
Ahora bien, la clasificación de las reservas que hace la ANH también internaliza la probabilidad de explotación de los recursos segmentándolas en probadas (1P), probables (2P) y posibles (3P).
Las reservas que se han mencionado previamente hacen referencia a las probadas, en cuyo caso el análisis de geociencia e ingeniería estima con una probabilidad del 90 % que serán comercialmente recuperables.
Para los otros dos casos, la probabilidad baja:
En el caso de las reservas probables (2P), los recursos son adicionales porque los estudios indican que no hay certeza de recuperación, dada una probabilidad de explotación del 50 % que se estima con base en métodos probabilísticos.
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Finalmente, las posibles (3P) apenas cuentan con una probabilidad del 10 %.
Agregando estos recursos de probabilidad más baja de explotación, las reservas de petróleo ascienden a los 3.462 Mbl y las de gas a 4,5 TPC.
No obstante, las reservas 2P y 3P por definición no son recursos con los cuáles el país pueda contar de forma garantizada en el largo plazo.
Por lo demás, según Corficolombiana, para convertirlos en reservas probadas se necesita de una inversión elevada y de técnicas de extracción que hacen más costoso cada barril extraído.
