
En Colombia hay 26 millones de personas trabajando o buscando empleo (cifra a enero de 2025). Hace 10 años, para el mismo mes, eran casi 33 millones. Sin embargo, un estudio del Banco de la República advierte que la fuerza laboral comenzaría a disminuir a partir de 2045, lo que significa que el país estaría en la última fase de «bono demográfico».
El bono demográfico hace referencia a un a momento en el que las edades de la población están balanceadas porque hay más personas activas que inactivas, lo que genera una oportunidad para el desarrollo, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Fuente: Banco de la República.
Una serie de factores demográficos han venido cambiando progresivamente ese equilibrio. En este momento, la mayor parte de la población tiene entre 20 y 35 años; ellos entrarían en etapa de retiro pensional en el año 2050 y pasarían a ser inactivos. El problema es que 1) no habría suficientes jóvenes para entrar a tomar su lugar en el mercado laboral y 2) no todos estarían dispuestos a hacerlo.
Respecto al segundo punto, no solo se llega a la inactividad laboral por cuenta de la vejez, también se viene evidenciando un incremento en la población fuerza de la fuerza de trabajo, que en 10 años pasó de 13,4 millones a 14,5 millones. Aquí se ubican quienes estudian o se dedican a oficios del hogar, principalmente mujeres que viven en las 13 ciudades más grandes del país.
En lo referente al primer asunto, esta semana, el DANE reveló que el número de nacimientos en Colombia tuvo en 2024 la peor caída en los últimos 10 años (13,7 %), pues apenas se llegó a 445.011 niños después de una década por encima de 600.000 (con excepción de 2022, cuando bajó a 500.000).
Justamente este fenómeno al que usualmente se le denomina “envejecimiento poblacional” se caracteriza por cambios significativos en la distribución etaria, en los cuales los grupos de mayor edad crecen a un ritmo más acelerado (o decrecen más lentamente) que los grupos más jóvenes.

Fuente: DANE.
“Vamos a tener escases de mano de obra porque en adelante veremos una reducción en los nacimientos por lo menos del 10 % cada año. Los que no nacieron este año ya no van a hacer parte de la población en edad de trabajar en 2045, cuando llegarían a los 15 años (referente internacional)”, explicó Ángela Vega, profesora del Instituto de Salud Pública de la Universidad Javeriana y ex directora de Censos y Demografía en el DANE.
También advirtió que este fenómeno en la natalidad se viene viendo desde la década de los 60 y que aún hace falta sumarle al cálculo los trabajadores que llegan (una minoría) y restarle los que se van atraídos por oportunidades en países más desarrollados con el mismo problema de población que deciden abrir fronteras, algo que no incluye el análisis del Banco de la República.
De acuerdo con la profesora, el efecto de la migración tampoco está presente hoy en las proyecciones del DANE, que se basan en supuestos, a pesar de que es un hecho que muchos jóvenes están saliendo del país.
“Sin tocar la migración puede ser peor el escenario, puede correrse un poco antes la fecha que el estudio del Banco está previendo porque la población joven que se va del país difícilmente regresa y porque los flujos migratorios venezolanos pararon después de la pandemia”, resaltó Vega.
¿Cómo cambiaría el mercado laboral?
El estudio del Banco de la República anticipa que la fuerza de trabajo comenzaría a disminuir en Colombia a partir de 2054, basados en las proyecciones de población total del DANE. Sin embargo, el ejercicio incluye escenarios alternativos como uno en el que se considera la reciente reducción en la tasa de nacimientos, esta caída se adelantaría alrededor de una década, ocurriendo entre 2043 y 2045.
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De hecho, alrededor de 2044, la diferencia entre el crecimiento (o decrecimiento) de la fuerza laboral y el de la población total comenzaría a ser negativa. Hacia 2070, la distancia sería de entre el 0,3 % y el 0,6 % anual, aproximadamente.
Dado que la fuerza laboral es uno de los principales motores del Producto Interno Bruto (PIB), con una contribución de 2,3 pp promedio a la tasa del 3,6 % de los últimos 25 años, la reducción de esta población “afectaría negativa y significativamente el crecimiento económico (per cápita) del país”. La proyección es que en 2070 el crecimiento del PIB sea menor en hasta 2,6 puntos porcentuales (pp) con respecto al promedio de las décadas recientes.
La mayor parte de la producción de un país, según el estudio, está concentrada en el grupo de personas en edad de trabajar (hoy en día, principalmente entre los 18 años y la edad mínima legal de pensión).

Fuente: DANE.
Además, en los sistemas basados principalmente en transferencias intergeneracionales, una población envejecida implica una carga fiscal más alta para un país debido al aumento del número de personas que utilizan intensivamente los sistemas de salud y pensiones en comparación con las personas que hacen contribuciones al mismo (jóvenes y trabajadores).
“Si tienes menos personas cotizándole al sistema y más personas mayores devengando recursos porque se pensionan y ya no pueden trabajar, pues esto se desfinancia, me entra menos plata de la que sale. Pero a esto se suma otro componente que es el gasto en salud, la población mayor va a tener patologías más crónicas, de más costo, y va a va a requerir más servicios de salud para mejorar su calidad de vida, sin mencionar el gasto que genera su cuidado”, detalló la profesora Ángela Vega.
Estos resultados, según el Banco de la República, ayudan a comprender cómo el cambio demográfico afectará la economía colombiana y cómo la disminución de la fuerza de trabajo puede influir en el crecimiento económico futuro. «Esta información es importante para la planeación económica y el diseño de políticas públicas futuras”, concluye el documento.
Y no es un problema exclusivo de Colombia. El año pasado, un informe del Observatorio Demográfico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) concluyó que la tasa de crecimiento cada vez menor de la población llevará a que la fuerza de trabajo sea sea más grande en relación al total (participación del 50,8 % al 54,6 %), lo que impone el reto de aumentar la productividad y crear más y mejores empleos.
“La absorción de la fuerza de trabajo adicional seguirá, por lo tanto, constituyendo un gran desafío para los mercados laborales de la región”, advirtió José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la CEPAL durante el lanzamiento del estudio.