En un nuevo informe sobre los efectos de la pandemia en los países de Suramérica, Fitch Ratings dio a conocer cuál puede ser el golpe para las economías de la región en términos de demanda de energía, que se considera uno de los indicadores base del comportamiento macro.
Bajo ese contexto, Colombia sería la nación, en comparación con los principales pares de la región, de menor caída a cierre de año. Según el informe la demanda de energía en el país descendería 2 %.
Mientras tanto, el peor resultado lo tendría Perú, que caería 8 %; seguido de México y Chile, con descensos del 5 %, cada uno; Brasil, que caería 4 % y Argentina, donde el indicador experimentaría un descenso del 3 %.
La explicación del comportamiento de Colombia, según Fitch, se debe a que en el país dos tercios de la demanda llega desde usuarios residenciales, quienes se han visto menos afectados que los sectores de industria y comercio.
Según la agencia, las cuarentenas y la posterior operación restringida en esos sectores, si bien afectó parte del indicador, no terminó por ser tan determinante como en economías pares, por ejemplo: la peruana.
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Sobre el efecto en los precios de la energía, explica Fitch que está directamente relacionado con las condiciones hidrológicas. El dato fue notablemente más alto en mayo (en la comparación interanual) al pasar de $171,1 por kWh a $363,1 por kWh durante el quinto mes de este año.
Resalta el informe que ese fenómeno también se explica porque hubo una recuperación importante, desde mayo, de los niveles en los embalses, llegando incluso a niveles históricos, del orden del 62,5 %, frente al 31,8 % de abril.
Sobre las consecuencias para las empresas del sector energético suramericano, concluye Fitch que “las implicaciones crediticias dependen de la solidez del balance del emisor y liquidez prepandémica, así como de la gestión de capital circulante”.
Prevé Fitch que el apoyo de los gobiernos centrales ayudará a mitigar el riesgo de recaudación de las empresas distribuidoras.
Y agrega el informe que “los mitigantes de riesgo potenciales para las generadoras incluyen ventas contratadas que reducirían la exposición a la volatilidad de los precios”; y se recomienda también potencializar el uso de tecnología para hacer más diverso el proceso de generación energética.
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