El gobierno chino fijó un objetivo de crecimiento del «alrededor del 5%» para el año 2023, según el informe de trabajo presentado por el primer ministro Li Keqiang en la reunión anual del Congreso Nacional del Pueblo.
Esta cifra es menor de lo que muchos analistas esperaban, ya que se consideraba que la meta sería superior al 5%.
El año pasado, el crecimiento del PIB de China se quedó en un 3%, lo que supuso un incumplimiento de la meta nacional establecida. Para el 2022, el país había fijado un objetivo de crecimiento del 5,5%, pero la crisis sanitaria del Covid-19 y la caída del sector inmobiliario han lastrado la economía.
La cifra del 5% para 2023 puede interpretarse como una muestra de prudencia por parte del gobierno chino, que se enfrenta a una serie de desafíos económicos y políticos.
Por un lado, debe equilibrar el crecimiento económico con la necesidad de reducir el impacto ambiental y las desigualdades sociales. Por otro lado, debe hacer frente a la creciente competencia internacional y a la complejidad de las relaciones con Estados Unidos.
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El objetivo de crecimiento del 5% para 2023 supone un importante reto para el gobierno chino, pero también puede ser una oportunidad para impulsar la economía en sectores clave como la tecnología y las energías renovables.
Además, el gobierno ha anunciado una serie de medidas para apoyar a las pequeñas y medianas empresas, así como para fomentar el consumo interno y el comercio electrónico.
En cualquier caso, el futuro de la economía china y su impacto en el mundo seguirán siendo objeto de debate y análisis. La reunión anual del Congreso Nacional del Pueblo, que finalizará el próximo 13 de marzo, será una oportunidad para conocer más detalles sobre las políticas económicas del gobierno y sus planes de futuro.