Cuando se arrienda una propiedad, ocasionalmente se establecen relaciones de confianza entre el arrendador y el arrendatario. Esto, en muchas ocasiones, permite que los contratos se extiendan por largos periodos, considerando factores como el pago oportuno del canon, el mantenimiento adecuado del inmueble, entre otros elementos que fortalecen esta relación.
No obstante, ante el hecho de que un inquilino resida por un tiempo prolongado en una propiedad, surgen dudas sobre si este podría apropiarse del inmueble sin una compensación económica al dueño.
¿Un inquilino puede quedarse con la propiedad de un arrendador?
El Código Civil, en su artículo 1973, establece que el arriendo es un contrato mediante el cual “una parte concede el goce de una cosa, o la ejecución de una obra o la prestación de un servicio, y la otra se compromete a pagar por este goce, obra o servicio un precio determinado”. Esto significa que, mientras el arrendatario cumpla con las obligaciones estipuladas en el contrato, podrá disfrutar del inmueble, pero esto no le otorga derechos de propiedad sobre el mismo.
Adicionalmente, el artículo 762 del Código Civil define la posesión como “la tenencia de una cosa con ánimo de dueño, ya sea que el poseedor la tenga por sí mismo o por intermedio de otra persona”. Para que una tercera persona pueda reclamar derechos sobre una propiedad ajena, debe cumplir ciertos requisitos legales, como actuar como dueño de manera pública y pacífica durante los periodos que establece la ley.
Casos en los que un inquilino podría reclamar la propiedad
Existen situaciones en las que un inquilino podría declararse dueño de un inmueble, siempre que se cumplan ciertos requisitos, entre los cuales destacan:
- Haber residido en el predio por más de 10 años.
- Que el propietario haya abandonado por completo el inmueble.
- Demostrar que se realizaron todas las actividades propias de un dueño de propiedad.
- Presentar pruebas como facturas, comprobantes y testimonios que respalden estas acciones.
Esto quiere decir que únicamente esto puede pasar cuando no haya nadie que pregunte por el inmueble ni el dueño y tampoco familiares. Por eso, Es fundamental que los arrendadores formalicen el contrato, especificando claramente las condiciones, deberes y derechos. Este documento es clave para prevenir posibles conflictos legales. En ausencia de un contrato escrito, podrían surgir disputas en las que el inquilino reclame derechos de posesión, obligando al arrendador a demostrar que el ocupante es un arrendatario.
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Asimismo, juristas especializados recomiendan que los pagos del arriendo se realicen mediante transferencias bancarias, ya que estas dejan un registro que permite demostrar la ocupación del inmueble bajo la figura del arrendamiento.