Aunque la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) proyecta que hacía febrero o marzo de 2025 se recuperarían las ventas de vivienda en Bogotá y Cundinamarca, el gerente general del capítulo, Edwin Chiriví, afirmó que es importante prestar atención a algunos desafíos en la construcción.
“Necesitamos generar incentivos para reducir las cargas urbanísticas, o para compensar los niveles de cargas, que establece el Plan de Ordenamiento Territorial 555 (POT). De otra forma los proyectos no van a tener cierre financiero y no vamos a poder avanzar en licenciar nuevos proyectos”, aseguró en una intervención.
A su juicio, es necesario que una parte importante del suelo de la ciudad “-definido en unos polígonos conocidos como actuaciones estratégicas- puedan rápidamente ser gestionados en el suelo para la gestión de nuevos proyectos. Hoy por hoy, eso suma 5.000 hectáreas de la ciudad, que no necesariamente se están desarrollando en la ciudad par abastecer de vivienda nueva”.
El gerente de Camacol en Bogotá y Cundinamarca también mencionó que se debe terminar la reglamentación del POT, pues todavía queda un 4 % de factores concernientes con el sector que están pendientes de definir o ajustar. “De otra forma el 2025, el 2026 y 2027 vamos a quedar en una ciudad donde no vamos a reponer rápidamente la oferta. Es nuestro principal reto y tenemos que prever un crecimiento los próximos años”, indicó.
¿Qué pasa con la sabana de Bogotá?
De otro lado, el dirigente gremial expuso que la sabana también tiene un gran desafío por tres factores específicos que generan incertidumbre para el desarrollo de nuevos proyectos inmobiliarios.
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“Tienen que ver en su mayoría con elementos de ordenamiento territorial y disposiciones del Gobierno Nacional para poder desarrollar de manera sostenible y formal la sabana de Bogotá”, relató.
En primer lugar, habló sobre la declaración de zonas para la protección y producción de alimentos. “Esta es una disposición del Gobierno que afecta una buena parte de los municipios de la sabana centro y determina que los municipios, en conjunto con la UPRA (Unidad de Planeación Agropecuaria), van a tener que redefinir unas zonas de sus municipios en las que se priorizará como determinante de ordenamiento territorial, la producción agrícola”.
“Eso ha generado incertidumbre en los municipios y se ha frenado el proceso de revisión de POTs en varios de ellos”, agregó.
Otro de los factores está asociado con los nuevos determinantes ambientales en la región. “El Ministerio de Ambiente -en línea con algunos artículos del Plan Nacional de Desarrollo- ha dispuesto que la sabana de Bogotá debe tener nuevos lineamientos ambientales como determinantes de operamiento territorial, otro factor que hará que la disponibilidad de suelos en la Sabana sea vea afectada en el futuro próximo, sin tener certeza de cuánto suelo es”.
Por último, Camacol comenta que el tema de discusión de servicios públicos en la sabana, que suele estar más asociado al agua, es otra de las razones que imposibilitan la creación de nuevos proyectos.