Esta semana, el Gobierno celebró que la tasa de desempleo de septiembre fue la segunda más baja para ese mes desde 2016, tras ubicarse en el 9,1 %, según el DANE, luego de que 22.000 personas indicaran que ya no están buscando empleo y otras 107.000 entraran al grupo de la población ocupada.
El empleo es una de las variables más importantes dentro de la economía porque refleja la generación de ingresos, la capacidad de gasto y la productividad. Pero no basta con que más personas se ocupen. Indicadores más detallados se han centrado ir un paso adelante y medir la calidad de los trabajos con el objetivo de entender las dinámicas para así contribuir a una mejor formulación de políticas públicas.
Es el caso del índice de calidad de empleo del centro de estudios económicos ANIF, que concluye que desde mediados de 2023 hay una mejoría contundente tanto en aquellos aspectos que pueden ser estandarizados (dimensión objetiva), como en la percepción que los trabajadores tienen sobre su trabajo (dimensión subjetiva).
Y aunque el país parece haber avanzado en términos de formalidad laboral y estabilidad contractual, aún existen desafíos importantes en la calidad del empleo.
La eterna lucha contra la informalidad
En su comentario económico, ANIF destaca una mejora en la calidad del empleo para el trimestre móvil junio-agosto de este año respecto al escenario base en 2021, resultado de la evolución de la formalidad, el tipo de contrato y los beneficios extra.
En particular, la formalidad, que se asocia a mejores condiciones y protecciones para el trabajador, muestra progreso en todos los niveles, según ANIF. De hecho, las estadísticas del DANE dan cuenta de una reducción de 60 puntos básicos en la informalidad para septiembre de este año respecto al mismo mes en 2023, pues la proporción llegó al 55,6 %.
No obstante, el centro de estudios advierte una ligera estabilización del indicador en lo corrido de este año, “lo que puede mostrar un estancamiento en la creación de puestos formales”. Aun así, que se firmen más contratos deriva en beneficios extra para los trabajadores, como mayor estabilidad y derecho a vacaciones, primas y cesantías.
Un ejercicio hecho por ANIF con la información de vacantes disponibles en el sistema de información del Servicio Público de Empleo concluyó que el 35,2 % de las ofertas son de contratos a término indefinido y que el 21,3 % de ellas establecen un tiempo definido. El 46,4 % restante no goza de la misma estabilidad (obra labor, prestación de servicios y otros).
Sin embargo, el Informe Nacional de Competitividad 2023-2024 advierte que buena parte del sector productivo colombiano no tiene la suficiente capacidad para que sea viable sostener o expandir la operación de las empresas contratando formalmente o contribuyendo a la seguridad social como cuentapropista, por lo que sigue siendo un tema preocupante “que expone a los trabajadores a mayores riesgos y precariedad laboral”.
El bajo aporte del trabajo a la economía
El índice de calidad de empleo de ANIF se enfoca en dos variables que han venido presentando un deterioro importante: el desplazamiento hacia el trabajo y el salario por hora.
Por un lado, las personas gastan cada vez más tiempo en ir a su lugar de trabajo, aparentemente por los procesos de conurbación en grandes ciudades y sus áreas metropolitanas. Por otro, no se han logrado mejorar los ingresos de los empleados respecto a 2021, lo que “refleja la menor productividad del capital humano que requiere ser capacitado”, dice ANIF.
El Informe Nacional de Competitividad 2023-2024 destaca que mientras en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) una hora promedio de trabajo aporta US$53,4 a la economía, en Colombia se sitúa alrededor de US$14,3.
Pero no solo es la más baja entre los miembros de este grupo económico, tampoco destaca cuando se compara con los demás países de Latinoamérica, donde lidera Uruguay con US$39,3.
“En últimas la productividad es desarrollo, la pregunta es si estamos generando las condiciones para que aumente. El problema, además de la falta de inversión, es que tenemos un mercado muy segmentado donde hay empresas altamente competitivas a nivel internacional y, al mismo tiempo, sectores muy improductivos, como el de servicios”, explicó el economista y profesor de la Universidad Javeriana, Alejando Espitia.
Lograr analizar y comprender las dimensiones asociadas a la calidad del mercado laboral futuro, como seguridad, compensación, satisfacción y autonomía, es uno de los desafíos para poder maximizar la productividad y la competitividad, según el Informe Nacional de Competitividad.