188 años después de la muerte de Simón Bolívar, a un caraqueño le toca seguir la lucha que su paisano “dejó pendiente” —como expresaba Hugo Chávez— tejiendo bolsos con 1.200 billetes que en su anverso muestran las imágenes del Libertador, para comercializarlos en cerca de 100.000 pesos a pocos metros del Puente Internacional Simón Bolívar.
El valor real de la mercancía, si se desarmara y llevara a una casa de cambio, sería cercano a los 49.000 pesos.
Si el bolso se hiciera en pesos colombianos, el comprador cargaría 1,2 millones de pesos en forma de accesorio. Si se continúa con el cálculo, con la más baja denominación en billetes de las principales economías de América Latina, de Estados Unidos y de la Unión Europea, llevaría colgados 2.400 reales brasileños, 24.000 pesos mexicanos y argentinos, 12 mil soles peruanos, 1,2 millones de pesos chilenos, 1.200 dólares y 6.000 euros.
Un bolso de lujo, como un Louis Vuitton puede costar 5,6 millones de pesos, y un Mario Hernández, 1,5 millones de pesos. En tanto que el bolso más caro jamás subastado al cierre del año pasado fue un Birkin Himalaya de la casa francesa Hermès “en cocodrilo blanco y engastado con 10,23 quilates de diamantes”, como lo describió la revista Vogue, por 1.100 millones de pesos.
Tras huir de una tasa anual de hiperinflación de 15.657 %, como en una evolución tardía del trueque, el artesano viaja desde Cúcuta a Venezuela para recolectar billetes de denominaciones desde 5 bolívares hasta 100 bolívares, “que no sirven para nada”, escasamente, para comprar bolsas de arroz, azúcar y papel higiénico.
Mientras tanto, el presidente Nicolás Maduro sostiene que el papel moneda que preserva figuras históricas está desapareciendo. En diciembre de 2016, el mandatario ordenó recoger los billetes de 100 bolívares, para confrontar a supuestas mafias de Colombia, así como de Brasil, Alemania, República Checa y Ucrania, que los almacenan para desestabilizar la economía del vecino país.
Cúcuta, donde ahora reside el artesano, y Maicao, fueron tildados por el sucesor de Chávez como “centros permanentes de ataque a la moneda venezolana”.
El oficio de plegar papel moneda llegó de forma inesperada al caraqueño tras pasar durante dos años en una cárcel para presos políticos, lo que le costó reclamar por falta de alimentos. Estando allí, empezó a elaborar pequeñas artesanías para que su familia las comercializara. Más tarde, la oferta se amplió a mochilas, carteras y hasta prendas de vestir.
Los billetes que “no valen casi nada” seguirían perdiendo valor, si el Gobierno venezolano cumple el anuncio de quitarle tres ceros al bolívar el próximo 4 de junio. La medida implicaría la emisión de nuevos billetes, para responder a la hiperinflación y evitar la extracción de efectivo hacia Colombia.