Colombia es uno de los mayores productores de biocombustibles en América Latina después de Brasil, y busca posicionarse como un líder en la búsqueda de soluciones para la descarbonización del transporte, según lo reportó Fedebiocombustibles.
En la actualidad, el país cuenta con mandatos de mezclas establecidas por el gobierno de 10 % de Biodiésel en diésel y 7 % de alcohol carburante en gasolina denominadas (B10) y (E7) respectivamente, y en febrero de 2024 el mandato de mezcla de alcohol carburante llegará al 10 %.
El sector del transporte en Colombia es responsable de 12 % de las emisiones de CO2, de acuerdo con datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Departamento Nacional de Planeación y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales. Por ello, la adopción de mezclas superiores biocombustibles es fundamental para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones de gases efecto invernadero (GEI).
Durante la semana del Clima de América Latina y El Caribe 2023, Carolina Rojas, presidente de Fedebiocombustibles se refirió a cómo los biocombustibles son una de las estrategias para lograr la transición energética, teniendo en cuenta que en la pasada COP26 (Conferencia de París 26), Colombia se comprometió a reducir en un 51 % sus emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030, meta que de acuerdo con el documento que estuvo en consulta pública del Plan Energético Nacional 2022-2052 de la Unidad de Planeación Minero-Energética, no se cumplirá.
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Los biocombustibles potencian el alcance de la meta de reducción de emisiones de Colombia contenida en la COP26. Los mandatos actuales de mezclas de 10 % biocombustibles mitigan tres millones de toneladas anuales de CO2 y con las mezclas superiores voluntarias.
Con los nuevos biocombustibles, dentro de los que se encuentran los combustibles sostenibles de aviación, los combustibles sostenibles marítimos, diésel renovable, el país podría alcanzar la mitigación de cinco millones de toneladas de CO2 a 2030. Esto en complemento al parque automotor contemplado de 600 mil vehículos eléctricos la cual tiene un potencial de mitigación de emisiones de cuatro millones de toneladas año de CO2.
En ese sentido Rojas aseguró que “los nuevos biocombustibles y la promoción de las mezclas superiores voluntarias requieren inversiones que pueden superar los US$1.000 millones, mediante las cuales estamos promoviendo la agroindustria intensiva en conocimiento, mejorando nuestra soberanía energética, al tiempo que se crearán más de 100 mil nuevos empleos, que se sumarán a los 470 mil que apalanca actualmente la agroindustria de los biocombustibles”.
Durante los días 30 de noviembre, al 12 de diciembre, se llevará a cabo la COP28. El evento se centrará en discutir el balance mundial de progreso hacia las metas establecidas en el Acuerdo de París, y se abordará el primer balance mundial de progreso hacia cuatro ejes fundamentales: la aceleración de la transición energética, avances en financiamiento climático, implementación del fondo de pérdidas y daños, aprobado en la COP27, y la movilización de todos los actores para el impulso del progreso hacia los objetivos globales.
Estos últimos son la reducción de los GEI en un 43 % para 2030, la eliminación de proyectos de energía fósil y la reducción de subvenciones a los combustibles fósiles.
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Con base en lo anterior, Rojas menciona que, para poder dar cumplimento a los objetivos firmados en estos Acuerdos “es momento de migrar a un modelo que cuente con mandatos mínimos de mezclas de biocombustibles del 10 % e incrementos en mezclas superiores voluntarias de biodiésel de B20 a B100 en esquemas de cupos. Adicionalmente, la promoción de combustibles alternativos limpios como el biotetanol de E85 y el E100, para las cuales ya contamos con la tecnología en el parque automotor».
Y agregó que «con esto podemos acelerar la descarbonización del transporte terrestre y tener la capacidad de promover la producción nacional de estas tecnologías para apalancar la reindustrialización”.
En este sentido, los biocombustibles deben ser una prioridad en la acción para combatir el cambio climático, y su papel en la transición hacia una economía más sostenible y baja en carbono.