Opinión | Bienestar financiero de las mujeres: ¿un reto pendiente?

Tan profunda la conversación en torno a la diversidad, que uno pensaría que ser mujer en esta época debería ser una condición sin etiquetas

Por: Luz María Velásquez, vicepresidenta de Personas, Pymes y Empresas de Bancolombia

Tantos han sido los avances y tan profunda la conversación en torno a la diversidad y la inclusión, que uno pensaría que ser mujer en esta época debería ser una condición sin etiquetas, sesgos o diferencias.

Sin embargo, -y sin desconocer el camino que como sociedad hemos recorrido-, lo cierto es que estamos inmersos en una realidad que aún dista de este ideal, en especial, en cuanto a la salud e inclusión financiera se refiere.

Y es que solo basta con remitirnos a los datos para darnos cuenta de esto. Por ejemplo, según estudios del Banco Mundial, las personas de bajos ingresos, con menor nivel educativo, menor participación en el mercado laboral y las mujeres, son los segmentos mayoritariamente excluidos por el sector financiero en América Latina. De hecho, según esta institución, sólo el 49 % de las mujeres tienen una cuenta bancaria, el 11 % ahorra y el 10 % dispone de crédito, valores que para los hombres representan el 54 %, 16 % y 13 %, respectivamente. Pero no solo eso, únicamente dos de cada 10 mujeres en la región están plenamente incluidas en el sistema financiero.

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En el caso de Colombia estas cifras son equiparables, por ejemplo, de acuerdo con datos de la Banca de las Oportunidades, el 94,3 % de los hombres en el país tiene productos financieros, frente a un 87,8 % de las mujeres. Esto, en otros términos, significa que aproximadamente 2,5 millones de mujeres podrían estar bancarizadas si no existieran estas diferencias entre los géneros.

¿Pero por qué estos datos deben importarnos tanto?

La respuesta a esta pregunta parte del crucial papel de la mujer en la economía, pues son quienes toman la decisión de cerca del 70 % de las compras, producen el 66 % del trabajo y generan el 50 % de los alimentos en el mundo, según datos del Banco Mundial. Las mujeres no solo somos más de la mitad de la población, sino también más de la mitad del talento y el potencial económico alrededor del mundo.

De allí, que los actores del sector financiero tengamos la responsabilidad de aportar al cierre de las brechas de género desde un enfoque integral que permita que las mujeres puedan fortalecer su acceso al sistema y utilizar productos y servicios con los que ganen capacidades de ahorro, planificación e inversión para el cumplimiento de sus sueños.

Por nuestra parte, en Bancolombia hemos buscado aportar a este contexto mediante varios caminos. En primera instancia, analizando el momento de vida de nuestras más de nueve millones de clientes mujeres para entender sus dolores y desafíos. Esto nos ha llevado a identificar que un 50,71 % de estas cuentan con niveles inestables de salud financiera, el 38,23 % niveles de estrés, y solo el 11,06 % tienen una buena o muy buena salud con el manejo de su dinero, según los más recientes resultados de nuestro Indicador de Bienestar Financiero.

Adicionalmente, generando soluciones de ahorro, medios de pago y líneas de crédito con enfoques diferenciales de género, y beneficios en tasas y plazos; en complemento de programas de educación financiera que respondan a sus necesidades y les permitan a las mujeres desarrollar capacidades de gestión eficiente y estratégica de sus recursos.

Esta visión, entre otros, nos ha permitido desembolsar más de $12 billones a mujeres y sus proyectos durante los últimos dos años, mediante líneas de financiamiento y créditos de bajo monto; cifra a la que queremos adicionar cerca de $4,8 billones durante este 2024.

Sin bien gran parte del trabajo está en las manos del sector financiero, lo cierto es que la inclusión de la mujer, su autonomía y bienestar, así como el cierre de las brechas de género en el país, aún son un desafío pendiente que requiere no solo del esfuerzo de unos pocos, sino acciones colectivas y coordinadas que permitan elevar el rol de la mujer en la sociedad y construir un mejor futuro desde el valor de las diferencias.

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