En su informe al Congreso de la República, la Junta Directiva del Banco de la República señaló que la postura de la política monetaria es “moderadamente expansionista”, puesto que la tasa de interés real de política se encuentra por debajo de la tasa de interés neutral.
Según el emisor, “ello permitirá ofrecer un estímulo a la actividad económica que se irá haciendo más visible en los próximos meses, a medida que se terminen de transmitir las recientes rebajas de la tasa de política a la economía en su conjunto.
En el reporte se advierte que “subsisten efectos rezagados del choque a los términos de intercambio, como sucede con la inversión, cuyo crecimiento se redujo durante el proceso de ajuste y en 2017 continuó siendo bajo”.
Y llamó la atención sobre ese tema porque, en su concepto, un lento ritmo de la inversión limita el crecimiento potencial, y con ello las posibilidades de crecimiento de largo plazo, “lo cual no podría ser mejorado con políticas contracíclicas”.
En cuando a la inflación, el informe al Congreso asegura que “aún es posible identificar la existencia de mecanismos que podrían mantener cierta inercia inflacionaria, haciendo retrasar en alguna medida el proceso de convergencia de la inflación hacia la meta”.
Esa advertencia la hizo la Junta del banco central en su reunión de marzo pasado.
En ese orden de ideas, explicó que tal es el caso de los bienes no transables (sin alimentos), que a finales de febrero registraron una inflación de 5,14% anual como reflejo del incremento del salario mínimo (5,9% para 2018), que presiona al alza los precios de servicios intensivos en trabajo, como salud y educación.
Igualmente, señaló que el aumento reciente del precio internacional del petróleo, ha inducido alzas en los precios de los combustibles, lo que explica en parte la elevada inflación de regulados de 6,14% anual en febrero.
También dijo que subsisten presiones provenientes de las expectativas de inflación, que según encuestas recientes se ubicaban en un rango de 3,3% a 3,6% para diferentes plazos.
“No deben descartarse posibles repuntes en los precios de los alimentos hacia la segunda mitad de 2018, bien sea por menores siembras o por el efecto de cambios climáticos”, estima el emisor en su informe con corte a marzo.
Lo anterior le indica a la autoridad monetaria que aún a pesar del importante avance observado en la convergencia de la inflación hacia la meta y de la normalización de los precios de los alimentos y bienes transables, “es indispensable ser prudente con la política monetaria, a fin de continuar ofreciendo un estímulo a la recuperación de la actividad económica sin comprometer el cumplimiento del objetivo de inflación”.
El 2018
Para 2018 los pronósticos del equipo técnico del emisor sugieren que el crecimiento económico estaría cercano a 2,7% bajo el supuesto de un precio del petróleo (referencia Brent) que se mantendría en un promedio alrededor a los US$62 por barril y que la demanda externa seguiría recuperándose.
Con esto, el banco central espera una mejor dinámica de las exportaciones en dólares que contribuiría a reducir el déficit de la cuenta corriente a 3,1% del PIB.
Uno de los aspectos que más destaca el Banco de la República en su análisis es que la inversión en obras civiles, principalmente en vías y en maquinaria y equipo, sería más dinámica y jalonaría gran parte del crecimiento del sector este año.
Sobre las tasas de interés, en el reporte se indica que las reducciones en la tasa de interés de referencia realizadas hasta el momento deberían ayudar a la recuperación del consumo y la inversión.
Y se agrega que “pese a la recuperación económica prevista para 2018, los indicadores del mercado laboral podrían continuar deteriorándose, pero a un ritmo menor.
Inflación
En marzo y quizá en abril, dijo el emisor, deberán observarse de nuevo descensos significativos, ya que el efecto alcista sobre la inflación anual por el aumento de los impuestos deberá terminar de disiparse en estos dos meses.
El mayor descenso deberá observarse en el IPC de transables (sin alimentos ni regulados) toda vez que fue esta subcanasta la más golpeada por el aumento del IVA en 2017.
Algo similar se espera para el IPC de no transables, el cual debería mostrar una reducción de importancia por el mismo concepto.
El crecimiento económico pronosticado para 2018, aunque mayor que el de 2017, no va a impedir que sigan presentándose excesos de capacidad productiva y una brecha del producto negativa, cita el documento de 130 páginas enviado al Congreso.
Por tanto, añadió, las presiones de demanda sobre los precios seguirán siendo escasas, lo cual debe ayudar a reducir la inflación básica vía menores ajustes en los precios de transables y no transables y de las comidas fuera del hogar en el caso del IPC de alimentos.
“Para 2018 tampoco se prevén presiones importantes al alza por cuenta del tipo de cambio. En un entorno de mayor crecimiento mundial, mejores términos de intercambio y una política monetaria en las economías avanzadas que se ajusta gradualmente, el peso colombiano debería presentar estabilidad”, concluyó el emisor.