En el marco de un evento organizado por la Cámara Colombiana de la Infraestructura, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, abordó los principales condicionales del comportamiento de la economía nacional.
Villar detalló cuál ha sido el proceso de reactivación en el país y qué condiciona el contexto macroeconómico de Colombia en el más inmediato plazo.
Adicionalmente, el gerente del emisor se preocupó por dar cuenta de cuáles son los retos más importantes de Colombia teniendo de presente lo que ocurre con los fuertes fenómenos inflacionarios.
Empezó por dar cuenta Villar de que, después de liderar una política expansiva durante la crisis, el emisor empezó a corregir la tasa de interés viendo una reactivación constante de la economía y lo que eso desencadenó en variables como la inflación.
“Ese estímulo para la economía fue fundamental para que Colombia saliera de la crisis más rápidamente y ahora se encuentre en un proceso de crecimiento que es más alto cuando se compara con los planes de la región”, dijo Villar.
Desde septiembre del año pasado, vale recordar, el país entró en un proceso de normalización de la política monetaria dada la normalización que empezó a verse en la actividad productiva.
Aristas de análisis que propone el emisor
El punto complejo, explicó Villar, estuvo en los fenómenos atípicos que se dieron en ese proceso de reactivación, con alimentos y energéticos que se encarecían y presionaban el ejercicio del emisor.
“Lo que se ha dicho es que el proceso de alza de tasas es uno que debe continuar en el futuro. Esa aceleración del aumento de las tasas claro que es una decisión impopular, pero es que hay que tener muy en cuenta las sorpresas que se han dado”, agregó Villar. Advirtiendo que el mismo proceso contracíclico exige ser contractivos y restrictivos
En el marco de ese escenario, Villar fue reiterativo en asegurar que la guerra que tiene lugar en Ucrania, tras la invasión de Rusia, es uno de los factores de mayor peso, al tiempo que las expectativas del crecimiento de la economía en Colombia superaron las proyecciones del año pasado.
Mientras que las expectativas de este 2022 son, reiteró Villar con base en datos del equipo técnico del Banco de la República, de un crecimiento del orden del 5 % y dejaría al país por encima del promedio de la región.
“Es un crecimiento de un dinamismo muy significativo. Las cifras de crecimiento de la industria y del comercio a marzo de 2022 muestran repuntes del orden del 12 %, teniendo en cuenta que el escenario de comparación seguía siendo bajo”, agregó Villar.
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Esto lleva a que el país tenga niveles de actividad, no solamente superiores a antes de la pandemia, sino a lo que hubiera sido el comportamiento de la economía colombiana si no hubiera existido la crisis de la pandemia. “Estamos en niveles cercanos o superiores al PIB potencial y la brecha del producto ya no es negativa”, explicó el gerente del emisor.
De otro lado, el llamado de atención se centra en un mercado laboral todavía resentido por la crisis del Covid-19, lo que quiere decir que el crecimiento económico no se traduce en mejores cifras de empleabilidad, “lo que denota deficiencias estructurales para el país”.
Variables de crecimiento para la economía colombiana
En el marco de ese gran escenario, Villar destacó que el crédito crece con fuerza y la política contracíclica del Banco de la República permitió superar la crisis sin experimentar presiones tan complejas para el sistema financiero.
El crecimiento del crédito en abril fue del 14 %, mientras que hace un año lo hacía a ritmos del 3 %; para mediados de mayo el repunte era del 15 %. El crédito de consumo crece al 18,5 % a abril y superando ya el 20 % a mitad de mayo, confirmó el gerente del Banco de la República.
La demanda interna en Colombia creció 13,4 % a marzo de 2022 y es un repunte, según Villar, más acelerado y que no alcanza a ser satisfecho por la capacidad productiva. “Eso conlleva a que la demanda sobreacelerada sea satisfecha con un repunte muy fuerte de las importaciones”, advirtió Villar.
Llamó la atención Villar en que los precios actuales del petróleo y de otros commoditites, con ese aumento de las compras internacionales del país, no están ayudando al comportamiento del déficit de la cuenta corriente, que se acerca al 5 %.
Las expectativas inflacionarias
Finalmente, Villar explicó que la inflación sigue siendo parte sustancial de la presión a la que se está enfrentando el Banco de la República, fenómenos que se replican en el resto de la economía mundial.
“En buena medida el aumento de la inflación, llevándola al 9,23 % a abril, se explica por el incremento desproporcionado de los alimentos, con una variación que llega al 26 % al mes de abril. Esto ha generado procesos de indexación en un contexto en el que la demanda está siendo dinámica”, agregó Villar.
El 80 % de los productos de la canasta básica, dijo Villar, aumenta por encima de la meta del Banco de la República, que está en el 3 %, al tiempo que se transmite en expectativas de inflación mucho más altas, llevándolas a superar el 8 %.
“Pero habría que destacar que las expectativas al mediano plazo están dadas para que la inflación siga bajando, llegando al 5 % a abril del 2023. Eso tiene dos lecturas: hay una confianza en que la política del Banco lleve a una convergencia a la meta del emisor. La lectura preocupante es que esa convergencia va a tomar tiempo y pone en riesgo la credibilidad del emisor”, puntualizó Villar.
Con este escenario, el gerente del emisor advirtió que la perspectiva es que los bancos centrales de las economías más importantes del mundo sigan liderando alzas en las tasas de interés mucho más fuertes a las previstas, con especial atención a las decisiones que tome la Reserva Federal de los Estados Unidos.
“Lo anterior pone más presiones para países en vías de desarrollo, toda vez que el mercado voltea a mirar a las economías que se presentan como más fortalecidas”, concluyó Villar.