Tras las altas temperaturas como consecuencia del Fenómeno de El Niño, la generación de energía en Colombia -que depende en su mayoría del agua y el nivel de los embalses- podría verse ‘en aprietos’ si hay escases del líquido y tales niveles tocan puntos críticos.
Como lo han explicado expertos en escenarios pasados, para evitar estas condiciones, las empresas generadoras de energía han optado por hacer un uso más precario del líquido y racionarlo para la posteridad; es decir, le han apostado a ‘no gastarse el agua en el momento equivocado’.
De manera que se les ha ido dando prioridad a las centrales de generación de energía térmica -que funcionan con carbón y gas natural-, para que el agua se use en los meses más complicados de El Niño.
De ahí que el monitoreo del nivel de los embalses se haya convertido en un indicador importante en estas olas de calor, pues es indispensable medir el comportamiento para identificar las luces rojas y para evitar apagones.
Entidades como la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) y XM tienen unas cifras -que van cambiando constantemente y dependiendo del panorama- que sirven como líneas rojas para tomar acciones que no debiliten al Sistema Interconectado Nacional que derive en un racionamiento o apagón.
De acuerdo con estimaciones de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), «en términos agrupados seguimos la senda del estatuto de desabastecimiento, la cual habla de un mínimo de 27 %”.
Recomendado: Así han caído los embalses en Colombia en pleno El Niño: en enero bajaron a 55,79%
Esto implicaría que el sector y el país prenderían las alarmas si los embalses llegan a tales porcentajes. Actualmente, según el dato más reciente de XM, con corte al 10 de marzo, las cifras ya se ubicaban en 39,3 %.
No obstante, es válido aclarar que, aunque el nivel de embalses siga bajando, el Gobierno Nacional y los gremios de este sector han asegurado que está garantizada la energía para El Niño: ahora, las alertas radican en que los consumidores también deben hacer un uso responsable de los recursos.
Marco Vera, experto y analista de energía en Colombia, “sin duda hay que hacerle seguimiento al nivel de embalse agregado y en la regulación se establece una senda que define el estatuto de riesgo de desabastecimiento que, con unas simulaciones que hace XM -con series históricas de aportes de los ríos y niveles de embalses-, se construye esa curva proyectada de referencia que hace que se prendan las alarmas”.
Para el experto, es muy importante el seguimiento a esos niveles. “Obviamente, es un nivel conservador que hace que se den las señales para que, en caso tal que no reaccione el mercado, la siguiente señal será el precio. Si los precios de bolsa no llegaran a reaccionar, se activa las medidas del estatuto de desabastecimiento -que es distinto al de racionamiento-”.
Según Vera, en esta etapa de El Niño -en línea con las predicciones de hidrología (los aportes de los ríos y los niveles de los embalses)- la preocupación del sector ha llevado a elevar las alertas, pues la pregunta sigue siendo sí Colombia podrá atender su demanda de energía de forma confiable hasta el fin del fenómeno.
“Lo que se tiene previsto es que hasta abril llegue la señal de El Niño, entonces, tenemos que aguantar hasta allá y hay que ver que, aunque los embalses lleguen a un punto crítico, habrá un respaldo como viene ocurriendo con las térmicas, que es el mecanismo que está previsto en línea con el cargo por confiabilidad”, manifestó el consultor.
Recomendado: Ideam advierte por el nivel de algunos embalses en Colombia a cuenta del Fenómeno de El Niño
A continuación, podrá ver una gráfica que muestra el comportamiento del nivel de los embalses en Colombia (agrupados) en los últimos años, en la que se evidencia que a finales de abril de 2020 se presentó una baja importante -incluso mayor- a la que se ha presentó en las últimas semanas en el país.
El 30 de abril de 2020 el nivel descendió hasta un 31,8 %, esto debido a un fuerte verano que se presentó en Colombia y que, por afanes de la pandemia con la Covid-19, no retumbó con fuerza en la opinión pública ni los medios de comunicación. (Siga leyendo para más detalles)
Niveles bajos de los embalses y las térmicas
Cuando un país como Colombia tiene un sistema de generación de energía que es hidráulico; es decir, que se genera electricidad por medio de centrales hidroeléctricas -como Hidroituango, por mencionar un ejemplo-, depende, en gran medida, de la disponibilidad de agua almacenada.
Pero el proceso de generación puede presentar tropiezos si el país enfrenta condiciones desfavorables -ejemplo climáticas- que hagan que esas reservas de agua disminuyan: es ahí cuando llegan las centrales térmicas como las ‘salvadoras’ de la historia: que son, en pocas palabras, generadoras de energía con carbón o gas.
“La importancia de las térmicas está en entregar esa complementariedad cuando viene un verano o cuando viene un Fenómeno de El Niño. Entonces, ¿qué pasa? Se utiliza el agua en esos momentos en los que hay abundancia -cuando está lloviendo demasiado y hay muy buen nivel en los embalses-; es decir, se usa el agua la mayoría del tiempo. Pero cuando en verano o un Fenómeno de El Niño eso se invierte”, manifestó el líder gremial.
Recomendado: #30AñosDelApagón | ¿Qué cosas positivas dejó el apagón en Colombia?
Recordó que, en la historia reciente, el momento más extremo de altas temperaturas en el territorio colombiano fue en El Niño de 2016. En este caso, la generación de energía con térmicas llegó a aportar el 55 % de lo que se consumió en marzo de ese año.
“La operación es muy sencilla: el hidro genera todo el tiempo, pero cuando se seca y deja de generar, ahí entran las térmicas generales. Es un cruce completo, una complementariedad entre las dos tecnologías: cuando no se tiene agua se genera con la térmica; pero, cuando hay agua se genera con la hidráulica”, apuntó el presidente de Andeg.
De acuerdo con Castañeda de Andeg, en un año normal (cuando hay buena hidrología) la generación hídrica puede estar aportándole al sistema colombiano el 85 % del total de lo que se consume en el país en un año y el 15 % restante lo dan las térmicas.
“En un año normal esa es, más o menos, la relación. En un año seco, como los periodos secos son cortos, las térmicas pueden aportar en promedio un 25 % – 30 % y el resto se produce con agua”, apuntó Castañeda.