Cada vez más, gobiernos, empresas y organizaciones públicas son conscientes de los desafíos sociales y ambientales que enfrenta el mundo.
Es por ello que en los últimos años ha crecido el número de compañías que le apuestan a las estrategias de triple impacto, así como la cantidad de recursos que destinan las empresas en temas sociales y ambientales.
De acuerdo con un reciente informe del Foro Económico Mundial, las empresas que muestran a sus inversionistas datos sobre sus iniciativas en temas sociales, ambientales y de gobierno corporativo (ESG)crecen más de 25 % cada año.
Sin embargo, en la actualidad, uno de los mayores desafíos que enfrentan las compañías es medir el impacto o beneficio que generan en las comunidades donde operan, ya que, si bien realizan acciones enfocadas en el bienestar social y ambiental de las comunidades, son pocas las empresas que logran medir su impacto y comunicarlo a su público de interés.
Beneficios de medir el impacto social y ambiental
Gina Montes, cofundadora y CEO de Indeleble Social, señala que medir dicho impacto permite que las empresas puedan fortalecer las relaciones con las comunidades, analizar los riesgos y recopilar información relevante para la toma de decisiones de nuevas acciones que mejoren los objetivos que se ha planteado la organización.
«Al medir y evaluar el impacto social en las comunidades donde operamos, es crucial llevar a cabo un proceso integral, transparente y alineado con nuestra estrategia de generación de valor. Esto implica considerar los recursos a involucrar y las actividades en función de las necesidades y oportunidades identificadas en la comunidad a intervenir», destaca Montes.
Así mismo, agrega que antes de cualquier medición, es fundamental tener un entendimiento de la estrategia de generación de valor de la organización y realizar una construcción colaborativa para definir el objetivo de la medición, los indicadores y los resultados esperados.
Además, resalta que metodologías como la Teoría de Cambio, se ha convertido en una de esas herramientas esenciales para rastrear y comprender esas actividades empresariales que van más allá de los balances financieros.
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“Esta metodología combina enfoques cuantitativos y cualitativos para evaluar cómo las organizaciones impactan en una variedad de áreas, y sirve especialmente para determinar los cambios que generará la intervención, sus insumos necesarios, los efectos y externalidades posibles y, sobre todo, así se puede monitorear toda la operación de una intervención y evaluarla”, agrega Montes.
Al alinear sus acciones con el impacto deseado, estas organizaciones pueden identificar áreas de mejora, fortalecer sus relaciones con las partes interesadas y crear valor compartido para todas las partes involucradas.
Cabe señalar que en diferentes proyectos que viene realizando Indeleble Social, los indicadores más comunes sobre impacto social se encuentran asociados al marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en temas como creación de empleo, inversión en desarrollo comunitario, acceso a servicios básicos, reducción de desigualdades, desarrollo de capacidades humanas y profesionales, salud y bienestar, participación ciudadana, autogestión y liderazgo local, entre otros.