La carne de cerdo ha sido uno de los productos más resilientes a la pandemia, pues en 2020, mientras la economía colombiana se contrajo 7 %, el sector porcícola creció 7 %, es decir, subió 14 puntos porcentuales.
Asimismo, en 2021 descontando el efecto de la inflación y el Índice de Precios al Productor (IPP) en términos reales el crecimiento de este sector fue de 23 %.
Eso es producto, como explicó Jeffrey Fajardo López, presidente ejecutivo de Porkcolombia en entrevista con Valora Analitik, de que durante los últimos años la industria ha mejorado su competitividad para, entre otras cosas, hacerle contrapeso a las importaciones que representan un gran porcentaje. Lea más Noticias Empresariales.
“La ganadería bovina y carne de pollo no tienen la amenaza de las importaciones que nosotros tenemos. En el mercado de carne bovina se importa 0,5 % del mercado total mientras que en nuestro caso es 20 %”, anotó el dirigente gremial.
El mínimo porcentaje de exportación en carne de res se explica porque en Colombia se tiene carne 100 % de pasturas, mientras que la carne importada de Estados Unidos son cortes de animales alimentados con granos “y eso cambia totalmente el sabor de la carne”. En el pollo las importaciones no llegan a 1 %.
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PorkColombia inició desde hace tres años con una estrategia de crecimiento ordenado de la producción la cual empezó a estar íntimamente relacionada con las importaciones porque los que importan podían comprar esa carne de cerdo a los productores colombianos.
“Lo que hemos hecho es sentarnos con las grandes superficies y preguntarles qué es lo que necesitan, cómo lo necesitan, bajo qué condiciones técnicas y con base de eso les decimos a los porcicultores”.
Eso ha hecho que en los últimos tres años el sector haya recuperado y superado los precios reales que se marcaban en el año 2010.
No obstante, según Fajardo, si bien es de resaltar que la industria porcícola logró triplicar el consumo per cápita de cuatro kilos (kg) en 2010 a 11(kg) por persona en 2019, las importaciones crecieron a una proporción aún mayor que la producción nacional.
“Eso significó que en 2010 la producción nacional cubría el 90 % de la demanda interna y el 10% restante era importado, principalmente con compras de subproductos protagonistas como salchichas y embutidos”, manifestó.
En el 2019 esa proporción pasó a ser 80 % producción nacional y 20 % importado, pero acá ya no eran solamente subproductos, sino principalmente cortes directos al consumidor, por lo que la estrategia del gremio sigue enfocada en este segmento.
De la inflación, Fajardo López dijo que nunca había habido una situación en la que de un año a otro el desempleo en el mundo se hubiera reducido a la mitad. Eso, enfatizó, significa que hubo un coletazo en el que familias enteras recuperaron ingresos empezó el boom de consumo.
“Cuando no había dinero, la gente dejó de poner carne y proteína en las mesas y la reemplazó por alimentos como el huevo. Cuando se recupera el empleo, las personas estaban dispuestas a pagar más y se recuperan los precios hasta cierto punto, pero luego se vuelve inflacionario”, agregó.
Eso, sumado a la disminución de las tasas de los bancos centrales ocasionó un incremento no solo del precio de la carne, sino de todo, “pero ese coletazo se dio el año pasado, no este. Ahora todo se empieza a regular”.
Los aportes parafiscales
“El sector porcicultor es completamente de libre mercado en el sentido en que nunca ha dependido de la entrega de ningún tipo de subsidios para generar crecimiento, nunca ha pedido la mano del Gobierno para que se estabilicen precios”, explicó Fajardo.
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De acuerdo con el gremio, el Fondo Nacional de la Porcicultura es el tercer fondo parafiscal más grande del agro, después de café y ganadería bovina, aunque cabe señalar que no son el tercero con mayor aporte del Producto Interno Bruto (PIB).
Mientras que la industria de la carne de cerdo en Colombia tiene un PIB de $11 billones, el aporte parafiscal se sitúa en $65.000 millones anuales. En contraste, por ejemplo, la avicultura suma un PIB de $23 billones, pero solo aporta $24.000 millones cada año a esa parafiscalidad.
“En ese sentido hemos buscado implementar esa transformación para la que se crearon los fondos parafiscales que es mejorar la competitividad, productividad y tecnificación de las granjas, lo cual es hoy evidente en el sector”, resaltó el presidente de PorkColombia.
En este sentido, inversiones importantes con esos recursos han ayudado a impulsar la industria como es el caso de la construcción del laboratorio especializado que tuvo una inversión de $6.000 millones. Y es que hay que tener en cuenta que en esta industria se generan 135.000 empleos.
Los retos
De otro lado, al hablar cuáles son los principales retos del sector, Fajardo menciona uno asociado a la concentración de mercado. En el año 2017 los diez productores más grandes del país participaban con el 46 % del beneficio formal, hoy en día esos diez participan con el 53 %. “Eso significa que el sector viene concentrándose y rápido”, puntualizó el empresario.
Como este, la asociatividad es otra de las barreras en la actualidad, sobre todo para los medianos productores, quienes no logran integrarse del todo ni con los pequeños, ni con los grandes fabricantes de carne de cerdo en Colombia.
“Los porcicultores tienen otro reto colectivo por ejemplo en los temas sanitarios. No saca nada una granja porcícola teniendo los mejores estándares de bioseguridad si en su vecindario o municipio hay otros porcicultores que no hacen las cosas bien porque ellos van a poner en riesgo la bioseguridad de su granja”, dijo el presidente de PorkColombia.
Finalmente, Fajardo López destaca que aunque la estrategia de mercadeo de la campaña “Carne de cerdo, la de todos los días” ha recibido reconocimientos por ser la de éxito sostenido en los últimos cuatro años, aún de sebe mejorar en conjunto en el tema de mercadeo.
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