Las divergencias económicas entre los países de América Latina, que se han vuelto una constante desde el periodo pospandemia, podrían pronunciarse aun más este año, según las proyecciones de la firma de análisis de datos de Fitch Solutions, BMI.
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La firma reveló este martes, en el marco del webinar “Temas macroeconómicos clave de América Latina para 2025”, un documento que atribuye a los acontecimientos políticos internos idiosincrásicos y al impacto desigual de varios desafíos relacionados con el clima estos resultados divergentes.
México, que lideró la región por años, reportaría nuevamente un desempeño inferior en su crecimiento económico (por debajo del 1 %), de acuerdo con los cálculos de BMI, producto de los planes de austeridad de la administración Sheinbaum, una agresiva consolidación fiscal, la implementación de varias reformas constitucionales y un colapso en la confianza empresarial vinculado al regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
Pero no será el único país cuya dinámica vaya en esa línea. El análisis deja que ver que también se prevé una ralentización del crecimiento en Brasil (menos del 2 %) por cuenta del endurecimiento de la política monetaria, a pesar de que el incremento en las tasas de interés se vería amortiguado por los resultados del sector extractivo y los planes de expansión de las empresas estatales.
En contraste, en Argentina se pondrá en marcha una recuperación largamente esperada que dejaría atrás la recesión económica de varios años “a medida que el lastre de las medidas de austeridad de Milei comience a disminuir, y gran parte del dolor se haya concentrado al principio”. Se proyecta un crecimiento cercano al 3 %.
Aún así, la firma habla de una visión relativamente conservadora sobre la magnitud de la recuperación. De hecho, sus proyecciones tienen un potencial alcista sustancial en función del momento en que se eliminen los controles de capital existentes.
Finalmente, se prevé que las mejoras en economías como Chile, Colombia y Perú (también cercanas al 3 %) continúen en los próximos trimestres, lo que marcaría el comienzo de un periodo de rentabilidad comparativamente superior, que incluso podría persistir hasta 2027.
BMI muestra en su reporte global macroeconómico un pronóstico de crecimiento sin cambios en América Latina del 1,7 % para este año y habla de un calendario electoral tranquilo, aunque advierte que tras esto se ocultan tendencias subyacentes interesantes.
“Esperamos que 2025 sea otro año interesante para la región, a pesar de una previsión de crecimiento regional prácticamente sin cambios del 1,7 % frente al 1,9 % estimado para 2024”, destaca el documento.
Lo común y lo particular explican los resultados
Según BMI, la mayoría de las economías de la región, particularmente en América del Sur, comparten una estructura bastante similar, siendo las materias primas un motor clave de crecimiento. Sin embargo, este escenario juega a favor unas veces y otras en otra.
“Mientras que la política fiscal laxa y las sólidas entradas de inversión extranjera directa (IED) han ayudado a economías como Brasil y México a crecer entre un 8 % y un 9 % con respecto a los niveles de 2021, Argentina se contrajo un 0,5 % durante el mismo período debido a una grave sequía que obstaculizó la producción de soja en 2022 y por el impacto de la campaña de austeridad del presidente Javier Milei”, explica el análisis.
Chile y Perú también han mostrado un notable rendimiento inferior, según BMI, por cuenta del elevado riesgo político, la caída en la confianza empresarial y los desafíos climáticos.
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