Mañana, 12 de marzo, quedará en firme el arancel del 25 % que el presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald Trump, impondrá al acero y aluminio importados, como anunció hace unas semanas.
Con esta imposición -enmarcada dentro de su política de ‘América Primero’- el mandatario busca proteger el sector metalúrgico, que considera estratégico en términos tanto económicos como políticos.
Según datos del Gobierno estadounidense, si bien EE. UU. importa solo 25 % del acero que consume, en el caso del aluminio su dependencia del exterior es casi de 50 % o más dependiendo del tipo de productos.
Canadá es el que más exporta ambos metales -casi un cuarto del acero que EE. UU. importa y la mitad del aluminio que compra del exterior-. Se calcula que del total de la producción canadiense entre un 50 % y 80 % puede terminar en EE. UU.
“Otros actores como Brasil, México o la Unión Europea también sentirían algunos efectos, aunque sus industrias locales no dependen en la misma medida ni de las exportaciones ni de lo que les compra la primera economía del mundo. En el caso brasileño, por ejemplo, apenas 10 % de su producción anual de acero se vende a EE. UU.”, afirmó Investing.com
Para el caso de Colombia, la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex) también calculó que en el peor de los escenarios los aranceles de Trump al acero y al aluminio afectarían más de US$750 millones, que fueron exportados de Colombia a Estados Unidos en 2024.
¿Cuáles serán los efectos de los aranceles de Trump al acero y aluminio?
Del lado de beneficios para Estados Unidos, informes como el del Consejo de Relaciones Exteriores del laboratorio de Nueva York muestran que la medida de Trump crearía cerca de 140.000 nuevos empleos en el sector metalúrgico.
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No obstante, resalta que no se puede desconocer el hecho de que en su primera administración (2017-2021) otros gravámenes de 10 % al acero también destruyeron otros 75.000 puestos de trabajo.
“Preocupa especialmente a los expertos que la industria de la construcción, que emplea a ocho millones de estadounidenses (frente a los apenas 130.000 que trabajan actualmente en acerías), absorba buena parte del impacto”, dice la investigación.
Para Investing, en este contexto también hay que entender que el acero y el aluminio son críticos “en industrias como la de la construcción, la automoción o la alimentación, las cuales pueden acabar transfiriendo el incremento de costes al consumidor estadounidense. Esos metales fabricados en EE. UU. son más caros que los que llegan de fuera”.
Columnas, tuberías, tornillos, bisagras entre otros elementos que se usan en construcción y se fabrican con estos metales, se volverán potencialmente más caros con los aranceles de Trump al acero y al aluminio.
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