La Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) plantea que existe urgencia “de continuar marchitando los regímenes públicos basados en esquemas de prima media”.
Estos sostienen que las cotizaciones de las nuevas generaciones deberían ser suficientes para financiar las pensiones otorgadas a los mayores.
Pero Anif indica que dichos regímenes en realidad están basados en una pirámide poblacional y financiera claramente insostenible, que se traduce en mayores presiones para que sea el Presupuesto de la Nación el que financie directamente los faltantes pensionales, teniendo que recurrir a elevar la tributación general.
En contraste, el centro de estudios económicos señaló que las Aseguradoras de Fondos de Pensiones (AFP) han tenido un impacto positivo en materia de reducción del Valor Presente Neto (VPN), desde su creación en 1995.
La Ley 100 de 1993 logró reducir el VPN de faltantes pensionales de un 260 % del Producto Interno Bruto (PIB) hacia un 160 % del PIB.
“El grueso de ese ahorro fiscal del 100 % del PIB en VPN provino de haber llevado hacia las AFP cerca del 70 % de los cotizantes (a un régimen sin subsidios), mientras que el remanente del 30 % de los cotizantes permaneció en el ISS-Colpensiones”, comentó.
No obstante, se ha estimado que unos 2 millones de personas que se estarían pensionando durante la próxima década han regresado a Colpensiones “en busca de los altos subsidios pensionales todavía existentes allí”.
También indicó que debería descontarse de esa ganancia, que se atribuye a los fondos de pensiones privados, el efecto que pudo haber tenido el incremento de la edad de pensión de 55/60 años (Mujer/Hombre) hacia los 57/62.
El valor no debe ser significativo ya que su implementación tardó veinte años en hacerse realidad y solo empezó a operar a partir de 2014”.
Otro elemento que podría alterar ligeramente a la baja dicho cálculo de reducción del 100 % del PIB de ese VPN es el costo de la garantía de pensión mínima al 100% del SML, pues este también continuó en cabeza de las AFPs.
Sin embargo, este valor también debe ser bajo, pues el Ministerio de Hacienda y Crédito Público ha sido reacio a aprobar recursos del Fondo de Garantía de Pensión Mínima, aduciendo la existencia de otros ingresos y, “por lo tanto, el escenario más generalizado ha sido el de devolución de saldos cuando no se cumplen los requisitos de monto ahorrado mínimo (hoy unos $180 millones) y/o de semanas cotizadas (1.150 en AFPs y 1.300 en Colpensiones)”.
Presión fiscal-pensional
El presupuesto de 2018 asigna casi 40 billones de pesos al gasto pensional (4,2 % del PIB) a cargo del Gobierno Central. De esa forma, la presión fiscal-pensional asciende al 5,5 % del PIB, al considerar que Colpensiones ayuda a sufragar esas obligaciones pensionales, pues destina la totalidad de las contribuciones pensionales recibidas para tal fin; un 1,3% del PIB.
Así mismo, Anif sostiene que, de no existir las AFP, “paradójicamente” el Gobierno podría estar sintiendo un alivio de caja presupuestal, pues podría aducirse que las contribuciones recibidas por las AFP anualmente (también bordeando cerca del 1,3 % del PIB) las recibiría entonces Colpensiones. Así, podría reducir la presión presupuestal del actual 4,2 % del PIB hacia un 3 % del PIB (= 4,2% – 1,3% de contribuciones hoy recibidas por las AFPs).
“Pero esta visión encierra una gran miopía fiscal, ya que lo que estarían comprando a cambio es un mayor déficit pensional que incrementaría nuevamente el VPN de los faltantes pensionales (arriba discutidos)”, precisó.
Factores que agravan regímenes públicos
Según Anif, uno de los factores que ha agravado el desfinanciamiento pensional en el mundo es el estrechamiento de la pirámide poblacional, donde ahora el volumen de jóvenes es inferior al requerido para financiar una población añeja de mayor volumen al de hace tres o cuatro décadas.
Así mismo, lo es la mayor longevidad (en cerca de 8-10 años), lo que pagar pensiones vitalicias esté generando una brecha financiera creciente, al tenerse tiempos de disfrute pensional (viudo-viuda) cercanos a los 25-30 años vs. los 15-25 años de décadas anteriores
También mencionó el menor interés de los millennials por construir su pensión desde tempranas edades laborales, “lo cual seca la fuente de usar las contribuciones frescas como fuente de pago pensional inmediato”.
Finalmente, comentó la elevada rotación laboral y propagación del outsourcing, lo cual se traduce en mayor informalidad y menor densidad de las contribuciones a la seguridad social.