Acuerdo Mar-a-Lago: la estrategia de EE. UU. para impulsar la industria con la depreciación del dólar

Los analistas anticipan que la estrategia de Donald Trump podría trastocar todo el orden financiero mundial en los próximos cuatro años

Mar-a-Lago
El Gobierno estadounidense le apunta a reducir los costos de la deuda nacional, mitigar el déficit comercial y aumentar la competitividad de las exportaciones. Foto: archivo.

Para “hacer a América (EE. UU.) grande otra vez”, el presidente Donald Trump le apunta a que la industria estadounidense sea competitiva a nivel mundial; sin embargo, para ello, además de reconfigurar el comercio mundial vía aranceles, debe forzar el dólar a depreciarse, por contradictorio que puedan resultar para algunos analistas.

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El acuerdo Mar-a-Lago, inspirado en otros convenios de la década de los 80, busca la depreciación del dólar estadounidense como estrategia para mejorar la competitividad de y la reducción del déficit comercial a través de un mecanismo de intervención en los mercados financieros del mundo.

El índice DXY del dólar se había sobrevalorado un 9,6 % entre octubre y enero de 2025, después de que se dio por sentada la victoria de Trump en las elecciones a la Presidencia. Sin embargo, en lo corrido del año ha caído un 6 %, provocando desequilibrios económicos.

Mar-a-Lago y el comportamiento del índice DXY del dólar
Comportamiento del índice DXY desde el repunte que comenzó en octubre de 2024 a la fecha.
Fuente: Valora Analitik.

La estabilidad histórica del dólar estadounidense, atribuida a la dinámica de su economía, ha motivado a los inversionistas a preferirlo como moneda de reserva global, lo que, a su vez, presiona el precio al alza, contrarrestando el impacto negativo que tiene el déficit de cuenta corriente.

Con esta decisión, el Gobierno estadounidense le apunta a reducir los costos de la deuda nacional, mitigar el déficit comercial y aumentar la competitividad de las exportaciones respecto a países que producen a menor costo y venden más barato.

Un reporte de Bloomberg reveló que Jim Bianco, presidente y macroestratega de Bianco Research LLC, dijo en un seminario que no cree que vaya a suceder pronto, pero asegura que Wall Street debe estar preparado porque la decisión de Trump podría trastocar todo el orden financiero mundial en los próximos cuatro años.

¿En qué consiste el acuerdo Mar-a-Lago?

El Gobierno de Estados Unidos espera incentivar a los bancos centrales de los países a vender sus reservas en dólares, principalmente en forma de deuda pública estadounidense, y recomprarla en sus propias monedas nacionales.

También les pide liquidar sus tenencias de deuda pública estadounidense (bonos del Tesoro) a corto plazo y sustituirlas por deuda a perpetuidad (bonos a 100 años no negociables y con cupón cero). Vale la pena destacar que la deuda pública de EE. UU. actualmente representa el 120 % de su Producto Interno Bruto (PIB).

Un elemento adicional de la estrategia contempla la imposición de aranceles como medida de presión a los países que no acepten las condiciones del acuerdo o que no deseen permanecer en la denominada «zona dólar».

La presidenta de la Cámara Colombo Americana, AmCham Colombia, María Claudia Lacouture, calificó el uso de aranceles como herramienta de presión como «altamente controversial» y dijo que conlleva riesgos significativos, pues puede desencadenar respuestas defensivas por parte de los países afectados, como ya ha ocurrido.

«El uso de aranceles como mecanismo de negociación puede escalar rápidamente en tensiones comerciales que terminan perjudicando a todas las partes involucradas. A pesar de que la intención sea proteger industrias locales o incentivar nuevas condiciones comerciales, el efecto colateral puede ser una desaceleración del comercio global y un aumento en la incertidumbre para los inversionistas», le expresó a Valora Analitik.

Dólar hoy en Colombia
La deuda pública de EE. UU. actualmente representa el 120 % de su Producto Interno Bruto (PIB). Foto: tomada de Freepik

El discurso de la administración Trump partiría de que el mundo debe ayudar a presionar el dólar hacia abajo a cambio de que Estados Unidos brinde seguridad a todos los países.

Sin embargo, mientras la mayoría de los analistas afirman que las intervenciones monetarias conjuntas ya no se usan porque se contradicen con las ideas del libre mercado, otros (menos) anticipan que el movimiento es necesario porque el dólar desempeñará un papel mucho menos dominante en las finanzas mundiales en las próximas décadas.

«En la práctica, este tipo de intervención resulta poco realista y de difícil implementación. Además, podría percibirse como una manipulación directa de los mercados financieros, generando desconfianza, volatilidad y represalias económicas o políticas», indicó María Claudia Lacouture.

También analiza que los bancos centrales suelen evitar este tipo de intervenciones porque pueden comprometer su credibilidad o independencia: «La función principal de un banco central es proteger el poder adquisitivo de su moneda y preservar la estabilidad financiera nacional, por lo que es poco probable que alguno esté dispuesto a asumir riesgos que vayan en contra de su propio interés económico, especialmente para responder a los objetivos de política económica de otro país».

En las últimas semanas, los medios no han registrado novedades en el mercado de bonos, es decir, las negociaciones se han mantenido en calma, lo que se ha interpretado como una señal de poca preocupación por parte de los inversionistas.

¿Qué implicaciones traería el acuerdo Mar-a-Lago?

María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia, señaló que, aunque en teoría la depreciación del dólar podría mejorar la competitividad de Estados Unidos y tener efectos positivos en el comercio exterior, estos no serían automáticos ni unilaterales e implicaría riesgos macroeconómicos relevantes y reacciones externas que podrían limitar su efectividad.

“Un dólar más débil también encarece las importaciones, lo que impacta directamente a empresas y consumidores estadounidenses al elevar los costos de producción y los precios finales. Esto podría presionar la inflación, un factor que actualmente representa uno de los principales desafíos para la economía estadounidense”, advirtió.

De acuerdo con el economista y profesor de la Universidad Javeriana Alejandro Espitia, el acuerdo sí podría reducir el valor del dólar, aumentar la competitividad de las exportaciones estadounidenses, contribuir a la disminución el déficit comercial y restarle carga financiera al Tesoro.

Pero para otros países, la depreciación del dólar podría apreciar de más sus monedas, disparar la volatilidad cambiaria y afectar la competitividad de sus productos en el mercado (en el caso de Europa). El canje de su deuda, en cambio, los expondría a un riesgo financiero de duración elevado.

Además, “si la transición de deuda no se maneja adecuadamente, una liquidación masiva de bonos del Tesoro a corto plazo podría incrementar los tipos de interés, afectando la estabilidad fiscal del país”, advirtió el académico.

Sin embargo, el reto viene de más atrás, pues, según Espitia, para que la estrategia funcione, los bancos centrales de varios países deben actuar de manera coordinada en la venta de reservas en dólares y la recomposición de sus carteras en otras monedas.

“El éxito del acuerdo dependería de la cooperación de otros países, de la viabilidad del mecanismo de intercambio de deuda a corto plazo por deuda a perpetuidad y del uso de medidas coercitivas, como aranceles, para garantizar la adhesión de socios comerciales clave”, concluyó el profesor.

Al respecto, Lacouture agregó que los bancos centrales son, en su mayoría, instituciones autónomas con mandatos claramente definidos, enfocados principalmente en la estabilidad de precios, el control de la inflación y, en algunos casos, el empleo. “La coordinación de acciones tan extraordinarias como el intercambio de deuda entre bancos centrales requeriría un alto nivel de consenso internacional, algo improbable dadas las distintas prioridades económicas y condiciones internas de cada país”, dijo.

Al final, según la vocera, el comportamiento de los mercados internacionales frente a una depreciación del dólar no es predecible. “Otros países podrían responder ajustando sus propias políticas monetarias o comerciales para proteger su competitividad, contrarrestando así los beneficios esperados para Estados Unidos”, anticipó.

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