El panorama del sistema financiero en Colombia se caracteriza por una permanente actualización y modernización de los medios de pagos disponibles para los usuarios, presentando así cada vez más opciones, tanto en efectivo como digitales.
Opciones financieras como los depósitos electrónicos, las cuentas de ahorro, las tarjetas débito y crédito e incluso las plataformas de pago digital, son cada vez más recurrentes en el país.
La variedad en opciones de pago ha hecho que los consumidores tengan diversas alternativas para manejar sus finanzas y no es coincidencia que, por ejemplo, el comercio y sus clientes usen de manera recurrente estas tecnologías para realizar y/o recibir sus pagos.
Según el Banco de la República, en su encuesta de percepción sobre el uso de los instrumentos de pago en Colombia 2020, el efectivo lideraba con un 88,1 % como el medio más utilizado y para el año 2022, la misma entidad reportó que el uso de efectivo se redujo a un 78,4 %, porcentaje que fue principalmente reemplazado por el pago con transferencias electrónicas con un 15 %, y tarjetas de débito con 8 %.
Si bien los indicadores de años pasados muestran una fuerte aceleración en la transición a medios de pago digitales, especialmente motivados por la pandemia del Covid-19 y la necesidad de buscar opciones de pago sin contacto, el 2024 ha desacelerado la tendencia que se venía presentando.
El Banco de la República reveló que para 2024 el efectivo continúa liderando como el instrumento de pago más utilizado en los consumos diarios con el 77,8 %, y si bien esta cifra es menor a la presentada en el informe del 2022, la tendencia en la disminución del uso del efectivo ha desacelerado notablemente en tiempos recientes.
Retos para el acceso de los pagos digitales en Colombia
Dentro de los principales retos para la expansión de los medios de pago digitales en Colombia se identifica la falta de acceso y familiaridad tecnológica en algunos sectores de la población.
Los problemas de conectividad en zonas rurales y la baja educación financiera impiden que muchos ciudadanos adopten estas alternativas con mayor frecuencia.
Además, la desconfianza hacia los sistemas digitales y el temor a fraudes siguen siendo preocupaciones comunes entre los usuarios. Según el Banco de la República, se estima que aproximadamente el 32,5 % de la población en Colombia no tiene acceso a ningún producto financiero, lo que resalta la brecha existente, particularmente en ciudades como Cartagena y Valledupar, donde casi el 50 % de la población carece de estos servicios.
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Más allá de las barreras tecnológicas, el dinero en efectivo sigue siendo el medio de pago preferido por muchos colombianos, entre otros, por razones prácticas.
Por un lado, los pagos en efectivo permiten un control inmediato del presupuesto personal y familiar, especialmente para aquellos con ingresos bajos o intermitentes.
Según los resultados de la encuesta de percepción sobre el uso de los instrumentos para los pagos habituales en Colombia 2024, el 87,5 % de las personas con ingresos menores a un salario mínimo prefieren el efectivo para sus transacciones diarias, ya que facilita el manejo de pequeñas cantidades sin la necesidad de intermediarios bancarios.
Asimismo, el uso del efectivo sigue siendo fundamental para transacciones menores y compras cotidianas, donde la facilidad y rapidez de uso superan los beneficios percibidos de los pagos electrónicos.
«Un modelo híbrido que combine el uso del efectivo con las transacciones digitales no solo responde a las necesidades actuales del mercado colombiano, sino que también fomenta la inclusión financiera. Es fundamental que los medios de pago evolucionen sin dejar de lado a quienes dependen y confían en el dinero en efectivo para sus transacciones cotidianas, asegurando así una transición gradual y eficiente hacia un sistema más digital», afirmó Andrés Daza, director General de Prosegur Cash.
En ese sentido, un modelo híbrido que combine el camino que exige la era digital marcada por las transacciones digitales y que permita continuar con movimientos en efectivo arraigados a comportamientos culturales y preferencias de consumo de personas de todos los niveles y regiones del país, continúa siendo una solución eficiente en Colombia.
Si bien el uso de transferencias electrónicas y las tarjetas débito sigue ganando terreno en toda Colombia, el efectivo sigue -y seguirá- cumpliendo un rol esencial en las actividades diarias de millones de colombianos.
Este balance entre lo digital y lo físico permite una mayor flexibilidad y accesibilidad, adaptándose a las diferentes necesidades y capacidades de la población, lo que refuerza la importancia de mantener ambos sistemas en funcionamiento.
