El 21 de abril, Colombia fue testigo de una jornada de protestas en contra del Gobierno del presidente Gustavo Petro, lo que presenta nuevos desafíos para la administración frente a estas manifestaciones masivas.
Entre las motivaciones que llevaron a una parte de la población colombiana a salir a las calles se encuentran las intervenciones en las EPS, las reformas gubernamentales en debate en el Congreso, así como el incremento en el precio de la gasolina y del ACPM.
Tras las marchas, el presidente Gustavo Petro emitió un mensaje diciendo: “El principal objetivo de las marchas es gritar «fuera Petro» y derrocar el Gobierno del cambio. Este proceso ya inicio y es un golpe blando que anule la decisión popular por el cambio en el año 2022”, lo que llevó a pensar que el mandatario sigue cerrando puertas a algunos consensos.
Por otro lado, Laura Sarabia, directora del Departamento Administrativo de Presidencia y mano derecha del presidente Petro, adoptó una postura más conciliadora al reconocer la legitimidad de las protestas y la importancia de reflexionar y autocríticar como Gobierno ante las demandas de la ciudadanía.
Y es que las personas que salieron a las calles a manifestar su inconformiso fueron bastantes. De acuerdo con los reportes por ciudades, mientras el gobierno Petro habla de 250.000 personas en marchas, otros datos oficiales doblan los datos del Gobierno: En ciudades principales habrían sido cerca de 500.000.
La manifestación en contra del Gobierno Petro representa uno de los eventos masivos más significativos desde las marchas contra las Farc, conocidas como la marcha del 4 de febrero del 2008, en la que un millón de personas se unieron en varias movilizaciones cívicas en distintos lugares del mundo bajo el eslogan “Colombia soy yo”.
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El impacto de las marchas en contra del Gobierno del presidente Gustavo Petro
Juan Camilo Restrepo, exministro de Minas, Hacienda, Agricultura y senador de la República, dijo que las fuerzas que se reunieron en las calles, «sepultan las pretensiones de Petro de impulsar un proceso Constituyente».
«Aun convocándolo ilegalmente, es claro a partir de hoy que no contaría con apoyo popular suficiente», agregó.
Restrepo instó al presidente Petro a reflexionar sobre el significado de las marchas y a desistir de su llamado «improvisado» a un proceso Constituyente, «que ni se necesita ni cuenta con apoyo popular», concluyó.
El consultor en comunicación política, Carlos Andrés Arias, destacó que el mensaje trascendió lo puramente ideológico y político, convirtiéndose en una expresión ciudadana de reclamo por la falta de atención a sus demandas. Además, subrayó que reflejó la indignación ante la falta de avances en el cambio prometido y la precariedad en la gestión gubernamental.
“Creo que el mensaje es un mensaje plural, no es un mensaje necesariamente de grupos de oposición, sino que es un mensaje de verdad de ciudadanía, que está preocupada por lo que está y no está sucediendo en el país”, dice Arias.
Para el consultor político, las marchas en Colombia en rechazo al Gobierno de Petro no alterarán la dirección del Gobierno colombiano. El Gobierno de Gustavo Petro, como advierte, se radicalizará y aumentará su intensidad en el tema del proceso constituyente.
“Esto se debe a que no solo hay una negación e inconsciencia por parte del Gobierno, sino también una intención deliberada de no escuchar y, en cambio, exacerbar la situación para validar el proceso constituyente, que es el único mecanismo que Petro tiene para mantenerse en el poder”, agregó.
El exministro de Salud del Gobierno Petro, Alejando Gaviria, criticó la respuesta del presidente Petro «no es la respuesta de un demócrata».
Añadió: «Llama mafiosos a sus contradictores, insiste en la narrativa populista de la confrontación, de un lado está el pueblo, del otro las élites corruptas. No hay ningún respeto por la diferencia».
Gaviria concluyó diciendo que «vienen años duros para nuestra democracia, de radicalización y un ejercicio del poder presidencial arrogante y belicoso».
Valora Analitik consultó a Yann Basset, profesor de ciencias políticas en la Universidad del Rosario, quien reconoció la magnitud de la movilización y destacó que gran parte de la misma refleja el temor generado por la situación en el sistema de salud y las intervenciones en las EPS.
“Me parece que el Gobierno tiene que saber interpretar este miedo”, dijo Basset. Frente al mensaje de Laura Sarabia, el analista político dice que se evidencia que varios sectores del gobierno están reconociendo la necesidad de responder a las inquietudes planteadas por la ciudadanía.
“Es crucial que el Gobierno abra un camino de diálogo para abordar las preocupaciones en torno al sistema de salud. Transformar el sistema requerirá una reforma consensuada en el Congreso, y es fundamental que el Gobierno tome medidas concretas en este sentido para recuperar la confianza de la opinión pública y de la ciudadanía en general”, agregó Basset.
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