En un 2024 que trae múltiples retos e inquietudes para la economía nacional y el papel que puede desempeñar la academia en las fuertes conversaciones de país, José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA y exministro de Hacienda, se ha convertido en uno de los líderes más visibles para varios de los temas que preocupan a la opinión pública de Colombia.
Valora Analitik conversó con Restrepo para conocer su visión sobre estos temas y algunas iniciativas innovadoras que promueve la universidad como su reciente alianza con el Envigado Fútbol Club y los nuevos horizontes a los que deben apuntar las instituciones educativas, entre otros rubros.
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¿Cómo ve el inicio de año para la economía global, teniendo en cuenta la coyuntura internacional?
Lo primero que estamos viendo es un inicio de año optimista desde la perspectiva internacional, en el sentido de que Estados Unidos parece tener mejores resultados. Lo mismo un poco en el caso de Asia, particularmente China, y en Europa, un escenario donde parece que ya superamos los momentos más difíciles, tocamos piso y esto es una noticia positiva para el país.
Eso eventualmente puede significar que también estos países y regiones han venido enfrentando con éxito el fenómeno inflacionario y si bien las tasas hoy en el mundo son más altas de lo históricamente visto pues puede indicar que el escenario sea reducirlas y eso nos abre un espacio también a nosotros.
Y lo otro es que ya hemos visto un año muy complejo en exportaciones por causas como el conflicto en Medio Oriente, pero si los demás países van mejorando su dinámica esto traerá beneficios para todos.
Aterrizando en la economía nacional, ¿podemos ser igual de positivos si el panorama internacional mejora como parece?
Yo lo que veo es un escenario muy mediocre para el crecimiento económico. Puede que al final del año terminemos creciendo un poco más por efecto base. Pero aún crecer entre un 1,5 % y 2 % este año es muy mediocre y será peor en la medida en la cual no seamos conscientes de quienes son los motores de crecimiento de la economía.
Tenemos efectos de sectores muy golpeados como la industria, el comercio, turismo interno o vivienda, que son motores de crecimiento muy importantes, pero, sobre todo, el almendrón del problema está en que la inversión privada está en un terreno muy difícil. Sin inversión privada va a ser muy difícil que Colombia crezca en tasas por encima del 2 %.
Por otro lado, la inversión pública que sería otro motor de crecimiento tiene cómo hacerlo, pero hay que inyectarle dosis de ejecución que fue lo que no vimos en el 2023 con una ejecución bastante precaria, la peor ejecución de inversión por lo menos en los últimos 15 años y la peor ejecución total del presupuesto salvo el año de pandemia en los últimos 10 años.
Por último, el consumo interno también nos puede jalonar y esperamos que empiece a reaccionar, pero seguimos teniendo dudas.
¿Cuáles son sus perspectivas para la inflación y tasa de interés este año en Colombia?
En la medida en que la inflación anualizada baje rápidamente hasta llegar, incluso, casi al tope máximo del rango meta del Banco de la República, las tasas de interés también lo harán y esa sería una muy buena noticia para el consumo interno como motor de crecimiento.
Ahí estoy viendo que va a haber una recuperación. Tal vez en donde encuentro un debilitamiento más fuerte es en el frente fiscal. No ayudan ni la noticia sobre el decreto de liquidación del presupuesto, es muy desafortunado el aumento en el déficit fiscal y el aumento de la deuda pública en relación con el PIB.
Asimismo, las noticias referidas al deterioro de los ingresos proyectados para este año 2024, fruto de la inexequibilidad de la Corte, pero, sobre todo, fruto de que se incluyeron ingresos que claramente no se iban a lograr como los arbitramentos de litigios, entre otros. Entonces todo eso está generando una presión fiscal muy fuerte que nos está poniendo al filo de la navaja innecesariamente de cumplir o incumplir la regla fiscal y es lamentable que esto sea así.
¿A qué atribuye particularmente que se esté dando de esta manera?
Esto es muy negativo pues es increíble que después de haber logrado estar por debajo del borde mínimo del ancla de deuda pública respecto al PIB en 2023 (acumulando tres años de reducción de deuda con respecto al PIB) y haber logrado casi superar el fiscal primario y disminuir el déficit fiscal al cierre en 2023, que ahora retornemos de nuevo a un escenario de exceso y derroche de gasto de inversión pública innecesariamente. Eso no es concebible y me parece un muy mal mensaje para los inversionistas internacionales.
Precisamente, ante esta coyuntura, ¿cómo pueden manejar los inversionistas el riesgo de querer invertir en Colombia?
Por supuesto que deben tener muchas inquietudes y preocupaciones fuertes por el escenario fiscal. Fitch, JPMorgan o Moody’s están viendo con preocupación la presentación del plan financiero del 2024, porque es un plan que nos deja manejando el vehículo al borde del filo de la navaja.
No hemos debido a llegar allá, no era necesario llegar allá, controlando el gasto primario, que lleva dos años desbordados.
Los inversionistas tomarán sus decisiones. El problema es que muchos de ellos tomarán la decisión de no invertir en el país, especialmente en sectores como hidrocarburos con los mensajes de no firmar nuevos contratos de exploración de gas y petróleo.
Esto es un problema de expectativas y de confianza. Con lo que estamos viendo ahora del Presupuesto de la Nación y la renegociación de las vigencias futuras, me parece que es un mensaje terrible, por ejemplo, para la inversión de infraestructura en Colombia, deteriorando o afectando de nuevo ese motor de crecimiento en materia de inversión.
Frente a esta realidad, otro punto que se pide desde la opinión pública es que la academia o las universidades tomen un papel relevante en las discusiones de país, ¿por qué no ocurre esto en Colombia?
Soy un convencido de que hoy las universidades tienen muchos desafíos, y uno de los principales es que tenemos que salir de las ‘torres de marfil’. Del modelito de claustro, encerrado, en el que nos quedamos escribiendo entre sí mismos y no proyectándose hacia afuera.
Las universidades tienen que salir a su entorno, a su país, a su región. Deben tener la capacidad para estar hablándole a Colombia abierta y claramente sobre todos los temas, sin temor, sin ideologización, con toda la fortaleza académica.
En ese orden de ideas, lo que tenemos que hacer es promover discusiones a través de iniciativas como las que hacemos con el Centro de Pensamiento de la Universidad EIA, con los profesores, decanos, investigadores y los distintos actores de la vida institucional. Tenemos que hacer uso del activo más importante que es la capacidad para investigar y para opinar desde la investigación.
En ese sentido, hace poco anunciaron una alianza estratégica con el Envigado Fútbol Club, ¿en qué consiste?
Esta alianza es bien interesante porque representa la unión de, tal vez, la mejor plataforma deportiva de Antioquia y una institución que debe ser de puertas abiertas. Y un poco el planteamiento fue cómo construir una alianza estratégica donde ellos provean lo que saben y nosotros proveemos lo que sabemos.
Tenemos un escenario deportivo que puede ser sitio de entrenamiento del equipo y de sus divisiones inferiores donde se forman las nuevas generaciones y nosotros podemos tener acceso a los profesores y entrenadores para los equipos deportivos internos.
Además, podemos construir una alianza estratégica alrededor de la investigación en temas de tecnología médica y la salud deportiva. Así podemos crear una formación integral a través del deporte y ser pioneros en Colombia en algo que ocurre en otros países como México, con el Tecnológico de Monterrey, sin hablar de Estados Unidos a Europa.
Hasta hoy, eso no existía en Colombia y en la Universidad EIA somos los únicos que hoy en día tenemos una alianza estratégica con un equipo deportivo profesional, en donde mutuamente nos estamos relacionando y con esto lo que quiero decir es que el futuro de la educación superior es a través de las alianzas, hoy más que nunca.
Foto: Sede la Universidad EIA, referente en nuevas alianzas estratégicas en Colombia/EIA
¿Cuál es su visión sobre el futuro de la educación ante la crisis que afrontan muchas instituciones en temas como matrículas?
Las alianzas son el futuro de la educación superior en este momento. Hoy percibo un sistema de educación superior en donde hay una nueva realidad demográfica inocultable de disminución. Hay una nueva realidad donde los jóvenes están buscando programas distintos y novedades.
Esto pues si entre 2010 y 2014, en promedio, las matrículas crecían al 7 % en el mundo de la educación superior privada colombiana, hoy máximo crecen al 0,4 %, por lo que las universidades tienen que repensarse y tienen que hacerlo rápido.
Y para eso se necesita una conciencia en la que primen las alianzas, renovar la oferta con más pertinencia, más tecnología, más integración con el mundo real, programas más flexibles y personalizados y abrirse al espectro de programas más cortos de formación técnica y tecnológica, también orientados a los adultos mayores que requieren atención en diversas áreas de formación y todo eso significará diversificación de generación de ingresos.
Asimismo, los campos universitarios tienen que convertirse en fuente de ingreso, para aprovechar espacios y actividades culturales y deportivas. Todo esto para nuevos escenarios que requieren una administración mucho más eficiente, sin duda asumiendo algunos riesgos, pero que abren puertas a conquistar muchas oportunidades.
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