Los nuevos impuestos a la comida chatarra que se produce y vende en Colombia van a empezar a aplicarse desde noviembre del 2023, lo que ha encendido las alarmas de varios productores del país por lo que represente el encarecimiento de los mismos y el golpe a la inflación.
Han advertido que este nuevo compromiso, que surge desde la reforma tributaria aprobada durante el año pasado, va a terminar por ponerle un peso extra al bolsillo de los colombianos.
Sin embargo, el mismo Gobierno ha defendido estos nuevos impuestos a la comida chatarra sobre la base de que es el cuidado a la salud en Colombia lo que importa en la iniciativa, pero teniendo de frente que evidentemente habría un golpe a la inflación.
En 2022, después de haber sido aprobada la reforma tributaria, el director de la DIAN, Luis Carlos Reyes, aseveró que ya se sopesaba el golpe a los precios y qué tanto le terminaba costando este punto del proyecto a los hogares del país.
Aseveró en su momento Reyes que, en ningún caso, habría una transmisión compleja a la inflación de Colombia dados los nuevos impuestos a la comida chatarra.
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El entonces ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, también sustentaba la posición de Reyes en el sentido de que la inflación del país no vería variaciones significativas.
Pero algunos miembros de la bancada opositora han manifestado que ese escenario no parece ser tan cierto, toda vez que, por los impuestos a la comida chatarra, el impuesto total sube a cerca del 10 %, lo que va a terminar transmitiéndose al bolsillo de los hogares colombianos.
Andrés Forero, representante a la Cámara por el Centro Democrático, incluso explicó que desde esa bancada hacen cálculos para que la inflación de Colombia vea un repunte del 1,89 %, en la variación anual, a cuenta de estos impuestos.
En todo caso, la posición del gobierno del presidente Petro se ha centrado en que los gravámenes van a una porción de alimentos y bebidas que no hacen parte de la canasta más importante de alimentos de los colombianos, según mediciones del DANE.
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Para el año pasado se calculaba que los impuestos a la comida chatarra y bebidas azucaradas iba a productos que representaban el 2,4 % de la canasta en hogares vulnerables y el 2,35 % de los hogares que hacen parte de la clase media.
Esta es la lista de comida chatarra con nuevos impuestos
- Embutidos y productos similares de carne, despojos, sangre o de insectos; preparaciones alimenticias a base de estos productos, excepto salchichón, mortadela y butifarra
- Las demás preparaciones y conservas de carne, despojos, sangre o de insectos
- Artículos de confitería sin cacao incluido el chocolate blanco
- Productos a base de cereales obtenidos por inflado o tostado (por ejemplo: hojuelas o copos de maíz); cereales (excepto el maíz) en grano o en forma de copos u otro grano trabajado
- Confituras, jaleas y mermeladas
- Purés y pastas de frutas u otros frutos obtenidos por cocción, incluso con adición de azúcar u otro edulcorante
- Productos de panadería, pastelería o galletería, pero se excluye a los productores con ingresos brutos de menos de 10.000 UVT
Para el caso de las bebidas azucaradas, partiendo con un contenido de gramos de azúcar en 100 mililitros por bebida. Para este año, el gravamen será de $18, y de $28 en 2024.
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Las bebidas con azúcar entre 6 gramos y 10 gramos contarán con un impuesto de $35. En 2025, se empezará a cobrar el impuesto desde los 5 gramos y a 9 gramos, con tarifas respectivas entre los $38 y $65.