Sorprendentes, por decir lo menos, fueron los videos en redes sociales y en grupos de periodistas que reportaron la irrupción de un grupo de indígenas de la Minga a las instalaciones de la Revista Semana esta tarde.
“Llegaron dos chivas, se bajaron muchas personas, entraron a la fuerza, llegaron hasta los ascensores y se activó el protocolo de seguridad”, dijo Sandra Suárez, gerente de Semana.
Otros colegas consultados por Valora Analitik dijeron que los indígenas “entraron al edificio pasado el mediodía, gritaban en contra de Semana y otros ‘medios mentirosos'».
Lo sucedido hoy es la manifestación más reciente de una serie de agresiones que se han venido presentando en contra de medios de comunicación y de periodistas que hacen su labor de cubrimiento en las diferentes marchas que se han convocado en diferentes ciudades de Colombia.
Colegas cercanos a Valora Analitik han narrado cómo tuvieron que esconderse en tiendas o ser protegidos por la Policía porque una horda acalorada los atacó por tener el carné o alguna identificación de medios como Blu Radio, CityTV o Revista Semana.
Rechazo a ataques a medios y periodistas
Lo que no saben esas hordas violentas es que detrás de ese carné está un colombiano común y corriente que trabaja a diario para sostener a su familia sin pretensiones políticas en el ejercicio de su labor.
El ataque a la sede de Revista Semana no se puede normalizar a razón de la desconfianza que se genera desde la cabeza del Gobierno, el propio presidente Gustavo Petro, quien a diario generaliza acusando a toda la prensa cuando un titular o un enfoque en particular no le causa simpatía.
Es desde el propio jefe de Estado desde donde debe venir el respeto por la prensa y por las instituciones.
A ese respeto se debe sumar el resto de los funcionarios públicos, cosa que no sucedió hoy cuando la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, dijo que, aunque repudiaba los ataques y pedía soluciones dialogadas, hacía un llamado a los medios y a los periodistas para no ser “incendiarios”.
Mensajes como ese justifican acciones como la sucedida hoy y las que se han presentado durante el año del actual Gobierno tales como bloqueos a las vías (van más de 500), la ocupación de tierras privadas en diferentes regiones junto con la destrucción de cultivos.
Insisto, no se pueden normalizar la crítica a toda la prensa en Colombia ni los ataques a sus periodistas, así como tampoco se pueden normalizar las críticas a todas las decisiones del Gobierno porque se debe reconocer que no todo es malo y que se han avanzado en diversos frentes.
El acceso por la fuerza a la Revista Semana este mediodía fue criticado por gremios como el Consejo Gremial Nacional y la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol).
