El acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercado Común del Sur (Mercosur) pudo pasar “por debajo de la mesa” en la reciente cumbre entre el bloque del viejo continente y la Celac celebrada esta semana en Bruselas.
Toda vez que, aunque hubo señales de acercamientos entre las partes, no existieron muestras convincentes de que ambos sectores dieran su brazo a torcer para finiquitar el acuerdo de forma definitiva.
“El acuerdo UE-Mercosur enfrenta desafíos que van más allá de las conversaciones políticas de esta semana. La resistencia de sectores agrícolas europeos al acuerdo continuará y otros obstáculos probablemente surgirán”, explicó Leandro Lima, analista senior de Control Risks para Brasil.
Para el experto, “las conversaciones de alto nivel entre los líderes tendrán un impacto limitado sobre divergencias que involucran a los sectores económicos clave”.
¿Sobre qué puntos del acuerdo UE-Mercosur se habló en la cumbre en Bruselas?
Como se mencionó anteriormente, durante la cumbre en Bruselas entre la Unión Europea y la Celac se hicieron una serie de declaraciones sobre el futuro acuerdo comercial entre el bloque comunitario y el grupo económico suramericano.
La mayoría de los líderes se mostraron convencidos de que “se llegarán a un acuerdo” en este semestre durante las presidencias temporales de la UE por parte de España y de la Celac por parte de Brasil.
Uno de los principales voceros del tema fue el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que ha emergido como una especie de líder regional en política exterior.
“Por primera vez, soy optimista de que concluiremos este acuerdo este año”, apuntó Lula da Silva este miércoles en una rueda de prensa.
La Comisión Europea publicó el lunes un comunicado en el que antes de que finalice este año se “resolverán” todas las escaramuzas pendientes con “las preocupaciones y prioridades de cada una de las partes”.
No obstante, a pesar de las recientes declaraciones, en la declaración final de la cumbre bilateral solo se mencionó explícitamente que “se tomaron nota” de los avances en la relación entre la UE y el Mercosur.
Vale la pena recordar que el histórico acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur fue alcanzado en 2019 tras una prolongada negociación de más de 20 años. No obstante, el mundo ya no es el mismo que hace cuatro años.
Uno de los principales reparos son los compromisos medioambientales, los cuales, señalan los países europeos, se vieron comprometidos con los cuatro años de la presidencia de Jair Bolsonaro.
De hecho, existe un documento que presentó la Unión Europea en 2019 donde exige unas nuevas garantías medioambientales. Una respuesta a este documento está siendo trabajada por el actual presidente Lula.
También existen cuestionamientos proteccionistas, agroalimentarias y sociales en las que no coinciden ambos bloques.
¿Qué beneficios podría traer un acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur?
Mario de la Puente, director del Observatorio de Comercio Internacional de la Universidad del Norte, señaló que la falta de un acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur tendría implicaciones significativas en los procesos de profundización de la integración económica.
“Ambos bloques perderían oportunidades de fortalecer los lazos comerciales y económicos, lo que limitaría el acceso a mercados y productos beneficiosos para cada uno”, puntualizó.
Vale recordar que, según datos oficiales, Mercosur registró en 2022 un superávit comercial con sus pares europeos, en donde marcó exportaciones de bienes por US$62.928 millones e importó desde el bloque común por US$57.215 millones.
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Para el catedrático, en caso de un acuerdo, países como Brasil o Argentina, grandes productores de alimentos, “tendrían la posibilidad de exportar una mayor cantidad de productos agrícolas, como carne, soja, maíz y productos lácteos, hacia el mercado europeo”.
Esto ampliaría sus oportunidades comerciales y estimularía el crecimiento económico.
Al ‘otro lado del charco’, el docente plantea que la UE se beneficiaría al tener acceso a productos específicos del Mercosur, como productos agrícolas tropicales (frutas, café, cacao), productos pesqueros y biocombustibles.
“Estos productos son demandados en la UE y podrían diversificar su oferta y satisfacer las necesidades de los consumidores europeos”, precisó.