En Colombia se vivieron momentos de tensión debido a la decisión que tomaría una corte de La Haya, después de la demanda presentada por Nicaragua, que buscaba extender su plataforma continental más allá de las 200 millas náuticas que, según ellos, les corresponden.
Nicaragua ha presentado varias demandas contra Colombia en relación con la delimitación de territorio. En el marco de estos procesos, incluso hubo disputas por el territorio que incluye a San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
En su momento, La Haya falló a favor de que Colombia mantuviera la soberanía sobre esos territorios, pero lo que se debatió el pasado jueves fue la soberanía del fondo marino, un aspecto crucial, por ejemplo, para los planes de perforación de hidrocarburos costa afuera.
La decisión del pasado 13 de abril puso fin a una controversia territorial que tenía en riesgo el territorio marítimo colombiano frente a la ambición de Nicaragua. Finalmente, la Corte Internacional de Justicia respaldó la posición de Colombia.
La Corte aseguró que Nicaragua no tenía fundamentos válidos en sus pretensiones, según anunció Joan Donoghue, presidenta de la Corte Internacional de Justicia.
“La Corte concluye que no puede extenderse la plataforma continental que se sobreponga sobre otro Estado”, sentenció la Corte sobre el litigio entre Colombia y Nicaragua.
La sentencia final contó con 13 votos favorables frente a cuatro que respaldaron al país centroamericano.
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Victoria de Colombia en La Haya, ¿qué significa y qué falta?
La victoria de Colombia frente al fallo de La Haya deja un panorama alentador, pues cierra las posibilidades de Nicaragua de generar nuevas demandas, ya que sus argumentos no fueron aceptados por la Corte.
En ese orden de ideas, Colombia no volverá a la Corte de La Haya y se mantiene el fallo del 2012, el cual amplió la extensión marítima nicaragüense y ratificó la soberanía colombiana sobre las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Aunque la guerra ya se ganó y la Corte dio su veredicto, aún falta un paso importante: que los países acepten esta decisión.
Se abren, entonces, varios escenarios. El primero y el que aparece más posible es que los gobiernos de Nicaragua y Colombia acepten los fallos, el del 2012 y el del pasado 13 de julio.
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Un tratado: la salida rápida al problema entre Nicaragua y Colombia
Los gobiernos tendrían que reunirse y generar un tratado, el cual debe ser elaborado y firmado por los dos gobiernos y ratificado por ambos parlamentos, con lo cual se acabaría totalmente cualquier diferencia marítima.
Sin embargo, también existen escenarios menos favorables. Manuel González, magíster en ciencia política, explica que uno de estos es la posibilidad de que tanto el parlamento colombiano como el nicaragüense no ratifiquen el tratado suscrito por los gobiernos.
Esto generaría más demoras e incertidumbre en relación con las normas establecidas para regir los límites de ambos países.
También se abre la posibilidad de que alguno los dos gobiernos o algún presidente posterior no esté dispuesto a aceptar el fallo o la aplicabilidad del fallo del 2012, y eso generaría mayores dudas a la tensa situación.
Así las cosas, lo ideal sería que ambos gobiernos y los parlamentos tomen en cuenta las decisiones a nivel internacional, en este caso de la Corte Internacional de Justicia, y aplicarlos en la nueva negociación que efectivamente se va a traducir en el futuro tratado limítrofe entre Colombia y Nicaragua.