Bolivia está en el centro de la opinión pública del mundo. Desde principios de marzo largas filas de personas se ubican diariamente en la sede del banco central del país con la esperanza de comprar dólares.
El billete estadounidense ha empezado a escasear en Bolivia a raíz de una vorágine que se conforma de falta de ingresos por la caída de exportaciones, el aumento de la tasa de interés de la Reserva Federal y hasta de división en el gobierno.
Esta semana se abrió el debate sobre si esta complicada situación puede llevar a Bolivia a una crisis económica este año. Los analistas, aún parecen divididos.
¿Qué está sucediendo exactamente en Bolivia?
Lo que sucede en Bolivia es una especie de torbellino en el que confluyen varios aspectos, pero el más resaltante de ellos es la caída de los ingresos en dólares por la reducción de las exportaciones de gas natural, su principal ventana de divisas.
“Con la nacionalización de los hidrocarburos (2006), Bolivia lo que hizo fue, básicamente, impulsar la idea de que los ingresos del gas se reinvirtieran en subsidios, los cuales compensaban a su vez los precios bajos del gas”, así lo explicó Manuel Camilo González, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana.
Esta dinámica llevó a que la deuda pública del gobierno de Bolivia haya crecido y sus compromisos no han podido ser cancelados, explicó el docente.
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González también puntualiza sobre otro factor clave: el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos, una política que lleva liderando la Reserva Federal por más de un año para controlar la inflación en ese país.
“Esto hace el que país no alcance a tener la capacidad necesaria para generar o lograr nuevos créditos. Por lo tanto, hay un riesgo de desfinanciación del país que lo que hace es generar más vulneración en términos económicos”, especificó el analista.
Así las cosas, el déficit fiscal de Bolivia es actualmente del 7,2 %, una leve reducción de 0,1 puntos porcentuales frente al dato del año 2021, pero considerable al 12,7 % al que se encontraba en 2020.
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“Lo que revela es que esa reinversión de los ingresos gasíferos no fue lo suficientemente sostenible en el tiempo, así como la cultura apática al pago de impuestos, porque el Estado se hizo cargo de todos los pagos de la sociedad y la economía”, enfatizó González.
¿Está ‘quemado’ el modelo económico de Bolivia?
Esta semana la revista económica The Economist aseguraba que el modelo económico de subsidios de Bolivia “está agotado” debido al gasto excesivo de la moneda estadounidense por más de 10 años.
Este abanico de subvenciones del ingreso gasífero abarcaba a los precios de los combustibles, a empresas estatales y al control del tipo de cambio, emparejado con el dólar desde el 2011 a 6,96 bolivianos.
Esta es la principal razón por la que Bolivia se ha mantenido por años consecutivos como una de las economías con menor inflación de América Latina, junto con Ecuador (dolarizado).
Por su parte, Fabiano Borsato, director de operaciones de Torino Capital, señaló que este punto de no retorno, en términos de confianza en el gobierno, comenzó cuando este comenzó a ofrecer un tipo de cambio favorable a los exportadores.
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“Esto fue observado como una política similar a la adoptada por el gobierno argentino para procurar mayores reservas, y que ha incentivado el surgimiento de un mercado negro o paralelo de divisas”, señaló el experto.
Mientras tanto, Mauricio Jaramillo, profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario, mencionó que “aún es muy precipitado señalar que hay una crisis económica en Bolivia”.
“Sí es una crisis muy crítica porque Bolivia venía con un control inflacionario muy importante, siendo uno de los países menos tocados por la guerra (consecuencias)”, apuntó Jaramillo.
El docente agregó que “aún no hay suficientes elementos de juicio”.
¿Puede Bolivia sortear esta coyuntura económica de escasez de dólares?
En la búsqueda de calmar a los mercados, el presidente de Bolivia Luis Arce anunció que el país sorteará con “éxito esta coyuntura” y ya se conoció el desarrollo de próximos cónclaves ministeriales para “abordar la situación económica del país”.
Borsato aseguró que la capacidad de la Administración Arce para sortear esta crisis, al menos en el corto plazo, “dependerá de que pueda agilizar la autorización por parte de la Asamblea Nacional de los prestamos desde organismos multilaterales o la aprobación de la ley del oro, que permitiría al Banco Central convertirse en comprador oficial de oro y transformarlo en reservas”.
También tiene otra opción: ofrecer títulos denominados en dólares a una tasa de rendimiento atractiva, y con ello captar parte de los dólares del sistema.
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“Sin embargo, estas opciones enfrentan desafíos. Por ejemplo, el tratamiento de la ley del oro ha puesto en evidencia otra arista de la crisis boliviana: las tensiones políticas en la coalición gobernante, entre el presidente Arce y el ala más radical liderada por Evo Morales, que ha puesto trabas a la aprobación de esta ley”, señaló Fabiano Borsato, de Torino Capital.
No obstante, desde la consultora consideran que este conjunto de medidas no apunta al problema de fondo: la necesaria consolidación fiscal. Que, si bien se ha reducido desde 2020, aún está entre los más altos de la región.
Asimismo, las esperanzas para la generación de divisas, de acuerdo con Torino Capital, pasan por la aceleración de la industria del litio, “pero la discusión en torno a los esquemas de participación conjunta entre empresas privadas y el Estado ha dilatado el arranque de la producción a su máxima capacidad”.
La división Luis Arce – Evo Morales erosiona la coyuntura
La figura omnipresente del expresidente Evo Morales se evidenció con mayor énfasis en la actual coyuntura económica, con señalamientos al presidente Arce como el principal culpable de la misma.
Esto conllevó a divisiones internas dentro del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido al que pertenecen ambas figuras, pero no tanto así de la coalición de gobierno.
“Sin duda alguna hay una división dentro del MAS. Es normal que estén estas divisiones. Por un lado, Morales tenía un poder muy grande en Bolivia, hoy más que todo simbólico, versus Arce, que está gobernando en una situación más difícil que la de Morales”, apuntó Mauricio Jaramillo, de la Universidad del Rosario.
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Esta división, explicó por otro lado, Manuel González, de la Universidad Javeriana, surge por dos frentes: despersonalizar el partido y el trato con la oposición.
Sobre el primer punto, el experto analizó que, hay figuras que ven a Evo Morales como “un obstáculo para el crecimiento del partido” ya que “la intención de perpetuarse en el poder en 2019 erosionó la capacidad de movilización del partido”.
Y por el otro lado, sobre el trato a la oposición política, ambos se han diferenciado. Mientras Morales busca confrontar a la oposición, Arce ha logrado victorias legislativas consensuando con ellos.