Con abril ya corriendo en el calendario, Colombia y Venezuela cumplen seis meses de una relación en construcción, luego de años de distanciamiento, pero que a grandes rasgos está muy politizada sobre los intereses personales que pretenden los gobiernos y sus líderes.
Desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos, con la llegada de Gustavo Petro al poder en agosto de 2022, el presidente colombiano se ha visto la cara con Nicolás Maduro, el gobernante del vecino país, en cinco ocasiones.
La más reciente cita -celebrada hace poco más de una semana- sirvió como “reunión de trabajo”, sobre los temas en común que se manejan en estos momentos en la agenda bilateral: comercio, consulados, diálogos de paz, temas ambientales, entre otros.
En este tiempo, Colombia ha sido la socia que más ha dado su brazo a torcer, haciendo, por ejemplo, un esfuerzo diplomático para que Venezuela pueda volver a los mecanismos regionales, como la Comunidad Andina de Naciones e inclusive apoyándola en escenarios internacionales, como la pasada COP27 de las Naciones Unidas.
¿Cuán cercana es la relación entre Colombia y Venezuela?
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela va en la línea correcta de beneficiar a los países, especialmente a los ciudadanos, con una interdependencia que es imposible de ignorar. Esa es una premisa en la que coinciden los analistas de política internacional.
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Y, si bien la dupla Petro-Maduro, es un canal para el restablecimiento de las relaciones, los expertos alertan sobre la “politización” que este dúo puede conducir sobre los hilos entre ambos países.
“La relación con Maduro se ha convertido en una especie de estrategia de relación internacional de Petro y también de carta de presentación de Maduro para mejorar su proyección internacional”, afirmó Gabriel Orozco, docente de relaciones internacionales de la Universidad Simón Bolívar.
Para el catedrático el problema radica justo allí, en los impactos de las relaciones diplomáticas en el ámbito regional e internacional.
“Por un lado, lo que Petro quiere es que se le reconozca como un líder a nivel regional que promueve la paz y la estabilidad, pero creo que ahí Petro corre serios riesgos en esta relación”, apuntó Orozco.
Sobre estas buenas intenciones de Petro también coincide Theodore Kahn, director asociado para la consultora Control Risks, para quien el presidente colombiano “ha intentado empeñar varias iniciativas bilaterales, que, si bien son bien intencionadas y tienen cierta lógica, han encontrado obstáculos y desafíos por consideraciones políticas, económicas domesticas en los dos países, así como factores externos”.
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“Me refiero a temas como la participación de Maduro en las negociaciones con el ELN, la propuesta de reestablecer la cooperación energética, y la apertura de la frontera y la promoción de comercio bilateral”, se refirió el experto.
Para Kahn cada una de estas propuestas ha enfrentado desafíos importantes en estos meses, por señalar un ejemplo, la participación del gobierno venezolano en las negociaciones con el ELN, lo que “despierta serias dudas sobre los reales incentivos y la capacidad que tiene para presionar a este grupo armado, que tiene una presencia consolidada en Venezuela desde hace varios años, y que ha contado con el apoyo y colaboración de las fuerzas armadas venezolanas”.
El caso Venezuela, catapulta de Gustavo Petro en América Latina
Ambos analistas coinciden en la visión de que el caso Venezuela es una plataforma que pretende catapultar al presidente Gustavo Petro como un líder progresista dentro de América Latina; una figura que pueda unir y representar los intereses de una izquierda heterogénea.
“Definitivamente el acercamiento entre Colombia y Venezuela responde en gran parte al deseo de los presidentes Petro y Maduro de figurar en el escenario regional. Petro quiere mostrarse como un líder progresista que defiende valores como el medio ambiente y los derechos humanos, y ha apostado con que pueda lograr que Caracas haga compromisos en estas áreas”, dijo Kahn.
No obstante, recalca el analista de Control Risks, la voluntad de Maduro de realizar cambios serios en estas materias es dudosa, “lo cual se ha evidenciado en la resistencia de Maduro a la propuesta de reintegrarse al sistema interamericana de derechos humanos”.
Vale recordar que esta última estuvo integrada entre las primeras propuestas de cooperación bilateral entre ambos países y uno de los esfuerzos diplomáticos de Petro con el gobierno del vecino país.
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Este esfuerzo por Venezuela, recalcó por su parte Orozco, también depende de los hilos internos dentro del vecino país y si realmente las figuras políticas están interesadas en que Gustavo Petro sea quien les abra el camino para una solución pacífica y negociada de la crisis interna que conlleve al restablecimiento de la democracia.
“El restablecimiento de las vínculos es positivo, pero en la medida en que continúen ideologizadas, va a ser muy complejo que esto funcione de cara a una plena normalidad y funcionamiento de las relaciones diplomáticas”, aportó Orozco.
Conferencia sobre Venezuela en Colombia luego de Semana Santa
El Gobierno de Gustavo Petro lanzó la convocatoria para celebrar una conferencia en su país sobre la causa Venezuela y poder encontrarle una solución diplomática y negociada a la crisis política interna del país.
El ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Álvaro Leyva Durán, explicó el pasado martes que se convocará a reunión con países de América Latina, Estados Unidos y Europa para “propiciar el diálogo que debe continuar en México para una salida democrática”.
Vale la pena recordar que en México se estaban celebrando las reuniones entre los sectores políticos de Venezuela, con el apoyo del país anfitrión y otros como Noruega, con el propósito de encontrar esta solución.
No obstante, el oficialismo del vecino país acusa a la oposición de “no proteger los activos de los venezolanos en el exterior” y de “no hacer más para la incorporación del polémico Alex Saab a la mesa de negociaciones”.
La última vez que ambas partes se vieron la cara en el país azteca fue hace poco más de cuatro meses, en noviembre pasado.
El Gobierno colombiano espera contar con la participación de Estados Unidos en la cita multilateral.
También quiere contar con “los partidos de la oposición venezolana” porque “naturalmente la salida política es con todos», afirmó el canciller colombiano.