2022 fue un año retador para la venta de leche en Colombia. El cambio climático, los costos de los insumos, la inflación y la incertidumbre política y económica son algunos de los limitantes a los que, según Colanta, se enfrentó el sector el año pasado.
De acuerdo con Colanta, el consumo de leche en Colombia fue de unos 152 litros por persona al año, que es inferior al consumo de 170 litros anuales por personas que recomiendan la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y la Organización Mundial de la Salud.
“Esta situación se convierte en uno de los grandes retos y oportunidades para el sector lácteo, en un país con graves deficiencias en la nutrición de la población, particularmente de los niños”, señaló Colanta.
Respecto al cambio climático, el fenómeno de la Niña llevó a una menor producción de pastos. También hubo una disminución en los hatos lecheros por cuenta de las lluvias.
En esa línea, los insumos para la producción de leche aumentaron de 2021 a 2022. El alimento concentrado para las vacas lecheras aumentó 29,21 % y los fertilizantes, 29,34 %. Para hacerle frente a esto, Colanta trasladó $30.481 millones en el precio del alimento concentrado para los asociados.
Resultados de Colanta en 2022: positivos a pesar de los retos
En 2022, Colanta registró ingresos totales de $3,4 billones, lo que representó un incremento de 18,56 % frente a 2021, con excedentes cooperativos de $5.005 millones. El patrimonio sólido creció 14,2 %, siendo de $749.809 millones. El capital social fue de $186.556 millones, con un crecimiento de, 0,31 %.
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Así las cosas, Colanta tuvo, en 2022, activos por $1,6 billones (7,27 % más que en 2021). Los pasivos fueron de $916.503 millones (2,2 % más que en 2021).
En 2022, el ganado bovino no fue suficiente para abastecer el mercado colombiano y, a la vez, cumplir con los compromisos de exportación.
La cantidad de cabezas para el mercado interno disminuyó 3,5 %. La exportación de carne disminuyó 31,3 %. Sin embargo, la exportación de ganado en pie creció 58,9 %.
Por la baja oferta, hubo una disminución en la capacidad de compra y en el consumo per cápita, disminuyendo de 21 kilos a 17 kilos en la última década.
Contrarios fueron los resultados para la importación de leche en polvo. 2022 fue el año con la segunda más alta de la historia, con una importación de 55.109 toneladas. Aun así, no hubo una sobre oferta de leche por la disminución de la producción nacional.
Ante esto, Colanta advirtió que “es muy posible que la baja oferta que hoy se tiene al interior, obligue en cambiar la estrategia de no solo comprar nacionalmente el 100 % de la leche que necesitamos, así como se hace con el maíz, la torta de soya y otras materias primas esenciales para la producción agropecuaria, ante la escasez e insuficiente producción que de ellas hoy se tiene en el país”.
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