En la antesala de las discusiones de la reforma a la salud, el presidente Gustavo Petro les dio un portazo a tres de sus ministros, incluyendo a Alejandro Gaviria de Educación.
Esta movida fue leída por analistas como un rechazo a sus comentarios sobre el proyecto bandera del Gobierno en este momento.
Sobre todo, por lo que dijo Petro cuando señaló que el país está “en un momento decisivo” para las reformas y se necesita “más cohesión y determinación”.
Con esto, el presidente confirmó la salida de los tres miembros de su gabinete, de los cuales el más reconocido era Alejandro Gaviria.
Este último, por su parte, dijo que sus opiniones tuvieron “un propósito constructivo en el marco de un Gobierno pluralista de coalición”.
Y agregó: “Seguiré opinando con libertad para que Colombia tenga las mejores reformas posibles”, en referencia a los proyectos que se tramitarán.
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La salida de Alejandro Gaviria se da unos días después de que Cambio revelara una carta de varios ministros a Petro sobre la reforma a la salud.
Allí, los funcionarios criticaban las propuestas de la ministra Carolina Corcho para cambiar el sistema en Colombia.
Alejandro Gaviria y la reforma a la salud
En particular, por los elevados costos que supondría aplicar la reforma a la salud, en materia de atención primaria, construcción de infraestructura y cambios en el modelo de intermediación.
Dicha carta, según el medio, fue presentada por Alejandro Gaviria, en conjunto con José Antonio Ocampo de Hacienda, Cecilia López de Agricultura y Jorge Iván González de Planeación.
No obstante, no fue el único documento que se conoció en contra de esta iniciativa de parte del ahora exministro.
El Tiempo confirmó un documento del propio Alejandro Gaviria, en el cual señalaba que la reforma a la salud iba en contravía de lo que necesitaba el país.
«Todo esfuerzo reformista debe empezar por un diagnóstico, por un análisis de lo que funciona y no funciona, por una evaluación de las capacidades instaladas y las heterogéneas realidades territoriales«, dijo.
Y agregó que el diagnóstico del sistema no era claro, ya que apuntaba que los problemas eran por administración y no por la inequidad.
Eso lo llevó a señalar que eliminar las EPS no era una solución para los graves problemas de sostenibilidad y corrupción.
«La reforma propuesta plantea una estrategia extraña: destruir lo que funciona en las ciudades para supuestamente arreglar lo que no funciona en las zonas rurales”, anotó.
Y concluyó diciendo: “En Iugar de adaptar una estrategia de atención primaria al sistema, la reforma trata de adaptar todo el sistema a una estrategia de atención primaria. Una lógica extraña».