En diciembre de 2022, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia dejó en firme el decreto que definía un arancel de 40 % a las prendas importadas.
Lo anterior, con el objetivo de promover “la competitividad nacional y el empleo”, como lo dejó claro en su momento el presidente, Gustavo Petro.
Valora Analitik habló con Camila Ortiz, directora del observatorio de moda de la firma de investigación de mercados Raddar, quien describió los antecedentes de aranceles a confecciones, cómo queda el sector después de estos y cuáles son los principales riesgos.
“Este no es un tema nuevo, ha sido una discusión endémica del sector desde los años 90 que se dio la gran apertura internacional”, dijo la experta.
En 1995 hubo en el país un arancel del 80 % a las importaciones de confecciones de China “porque nos vimos tan acaparados que pusimos un arancel que fue un salvaguardia”, dijo.
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Más adelante, entre 2013 y 2014, salieron dos decretos adicionales, solo que estos fueron tumbados por la Corte Constitucional porque no fueron bien planteados y Colombia recibió varias demandas. Esto mismo volvió a ocurrir en 2016.
Durante su nuevo gobierno, en 2019, Iván Duque propuso en su Plan Nacional de Desarrollo “que debíamos imponerles aranceles a confecciones con el fin de potenciar la producción local, pero ahí también recibimos demandas por parte de Panamá porque básicamente lo radicó en el Congreso y este tipo de aranceles solo son potestad del Ejecutivo”, dijo Ortíz.
Con la pandemia de 2020 el tema quedó pausado, pero en 2021 el sector confeccionista volvió a poner presión. Fue entonces cuando empezó a regir el arancel, “pero no era un impuesto plano sino mixto”.
Es decir, que si una prenda valía por encima de US$10 dólares se pagaban sólo 15 % por kilo. Eso estuvo funcionando dos años, aunque Ortiz resaltó que esos aranceles a confecciones no funcionaron.
¿Cuál es el cambio de los aranceles a confecciones de Petro?
Los aranceles a confecciones de Duque tenían vencimiento en mayo de 2023, por lo que el gobierno Petro se anticipó y lanzó este nuevo decreto.
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“Es básicamente el mismo arancel solo que lo volvió a plano. Ya no distinguimos si son mayores de US$10 para el arancel del 15 %, sino que se fijé el 40 % del impuesto sin distinguir por cantidad ni por precio”, dijo la experta de Raddar.
Para la directora del observatorio de moda de la firma, esta medida de aranceles a confecciones es polémica si se tiene en cuenta que el tope máximo de la OMC (Organización Mundial del Comercio) es justo 40 %.
“Normalmente los costos arancelarios para un importador de Colombia eran del 21 %. Entonces, antes de entrar al país, una prenda que valía US$100 quedaba costando, por los costos arancelarios, US$121. Ahorita con este arancel del 40 % plano puede quedar valiendo US$142”, resaltó Ortiz.
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Hay que tener claro que el decreto actual solo aplica para las partidas arancelarias de los capítulos 61 y 62, es decir, de prendas. Además, dicho arancel de 40 % aplica solamente para países con los que no se tiene un TLC (Tratado de Libre Comercio) vigente.
¿Son adecuados los aranceles a confecciones?
Muchas son las visiones sobre la efectividad que tendrían estos aranceles a las confecciones en Colombia, y hay voces tanto de acuerdo como de desacuerdo.
Ortiz dice que naturalmente las importaciones se van a encarecer y que, en efecto, esto puede potencializar la productividad local, pero que en realidad “la producción local ya está lista para asumir toda esta demanda local”.
“También hay que tener claro que los importadores pueden resistir a este arancel. China, tiene unos costos de producción bajísimos, lo que hace que pueda resistir a ese 40 %. Entonces esos policie markers tienen que pensar más, cuál es la estructura arancelaria adecuada”, argumentó.
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La experta de Raddar destaca otro tema importante, que son todos esos pequeños empresarios que importan, como el caso de San Victorino y San Andresito, en Bogotá; o de El Hueco, en Medellín.
Sostiene que a esos emprendedores, que no son fabricantes nacionales, sino que traen su producto para venderlo, pues sí puede que los impacten los aranceles a confecciones.
Un último punto es sobre las falencias del sector entorno a la formación de la mano de obra, pues “hemos visto que no hay mano de obra calificada”.
“Hay que capacitar a los confeccionistas y modistos. Este es un sector que da gran trabajo, especialmente a las mujeres y la tasa de desempleo de mujeres es la más alta”, manifestó Ortiz.
En consecuencia, se cuestiona en “por qué no enfocarnos, antes de imponer estos aranceles a las confecciones, en capacitar mujeres y generar una mano de obra más calificada que nos genere valor agregado”.
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