En un reciente informe, Control Risk expuso la latente necesidad de que los países puedan gestionar la tajante interrupción de energía, al tiempo que persiguen la adaptación.
Esto será uno de los principales riesgos operativos a los que se enfrentarán empresas y países en 2023.
De acuerdo con Control Risk, la energía ha vuelto a ser el principal motor de la perturbación mundial, debido a cambios y acontecimientos geopolíticos, permanentes y sistémicos. “No habrá vuelta a la estabilidad anterior a 2022”, según la entidad.
El mundo sigue en constante cambio y es por eso que las empresas deben planificar, no sólo cómo sobrevivir a la crisis de precios y suministro a corto plazo, sino pensar en cómo prosperar en un nuevo sistema energético mundial totalmente reconfigurado.
El conflicto de Ucrania y la energía
Desde el inicio del conflicto ucraniano, las empresas de las regiones importadoras de energía se han apresurado a poner en marcha respuestas de emergencia ante la escalada de los precios.
Muchas tratan simplemente de sobrevivir al invierno de inminente escasez de energía. Otras se plantean el próximo gran obstáculo: cómo acceder a una energía asequible en 2023.
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“Pero la crisis energética actual no es sólo un quebradero de cabeza para los importadores”, indicó Control Risk.
De acuerdo con la entidad, los aparentes ganadores a corto plazo entre los países productores de petróleo y gas pueden haberse librado del dolor de los altos precios y la inflación.
Sin embargo, tienen que lidiar con el calendario de transición energética enormemente acelerado -y geopolíticamente sobrecargado- de sus principales consumidores.
Las empresas y países de todo el mundo necesitarán un enfoque estratégico para afrontar los tres principales factores de perturbación que determinarán las operaciones empresariales en 2023 y más allá:
- El armamentismo de la energía
- Los avances tecnológicos que aceleran la transición energética
- Los inevitables objetivos de descarbonización
Estos factores están actualmente en tensión entre sí. Los países han recurrido a los combustibles fósiles para capear la crisis energética y la tajante interrupción de energía, socavando las políticas de adaptación al clima.
Algunos observadores culpan a la rápida expansión de la energía eólica y solar de dejar a los países sin una base energética fiable.
El paso del carbón al gas en el marco de políticas climáticas ambiciosas ha aumentado la exposición a la militarización de la energía, como se vio en el conflicto de Ucrania. La transición energética se caracteriza por las concesiones mutuas.
Para Control Risk, las empresas deben adoptar la adaptación como estrategia clave para la planificación de la resiliencia en 2023.
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El petróleo y el gas baratos y fácilmente disponibles han llegado a su fin, especialmente para Europa, donde los países han basado sus economías en el acceso al gas ruso por gasoducto.
Las empresas europeas tendrán que encontrar nuevas fuentes de competitividad a largo plazo ahora que el gas de gasoducto barato quedará descartado en la próxima era de una Europa impulsada por el GNL.
Los riesgos energéticos seguirán perturbando las cadenas de suministro y las empresas deben evaluar su exposición a las perturbaciones energéticas.
“Pensar en diversificar los proveedores, autoasegurarse mediante el suministro de energía de reserva y trasladar las operaciones de la cadena de suministro a lugares con seguridad energética. Será vital comprender los factores políticos y normativos locales que afectan al suministro de energía”, cita el informe de la entidad.
Más trastornos en el transporte
Además de los riesgos financieros derivados de la subida de los precios, que encarecerá el transporte aéreo, marítimo y por carretera, las empresas -aparte de la tajante interrupción de energía- deben tener en cuenta el riesgo de interrupción del transporte marítimo tras las sanciones impuestas al transporte marítimo de petróleo ruso por la Unión Europea y sus socios el cinco de diciembre.
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La crisis energética no es el momento de descuidar las energías renovables, según Control Risk.
Al contrario, las energías renovables siguen ofreciendo una importante fuente de estabilidad y previsibilidad a largo plazo para las empresas.
Desde una nueva generación de energía nuclear hasta el hidrógeno y los grandes avances en tecnologías de baterías, la transición energética está llamada a liderar la innovación mundial.
Por eso, para la entidad es importante que las energías renovables sigan ocupando un lugar central en la planificación operativa para 2023, ya que resultan más rentables que las alternativas insostenibles.