En diciembre de 2015, en la COP 21 de París, se firmó un acuerdo internacional que fijó el objetivo de limitar el calentamiento global a finales de este siglo por debajo de los 2°C en comparación con los niveles preindustriales y, preferentemente, limitarlo a 1,5 °C.
Para lograr este objetivo, se considera que el principal mecanismo de acción es la aceleración de la transición energética, ampliando la nuestra matriz actual basada en combustibles fósiles por una matriz de energéticos renovables capaces de reducir las emisiones de carbono de forma eficiente.
Teniendo en cuenta lo anterior, se puede decir que los biocombustibles, al reemplazar cerca del 10 % de los combustibles líquidos que se usan en a nivel nacional, hoy día se ubican como una alternativa para reducir los efectos que generan los combustibles de origen fósil, tanto en el calentamiento global -por los gases de efecto invernadero-, así como en la salud humana, relacionada con la mala calidad del aire.
En Colombia, desde el inicio del programa de implementación de biocombustibles las mezclas con los combustibles fósiles han dejado de lanzar a la atmósfera alta más de 31 millones de toneladas de gases de efecto invernadero y cerca de 8 mil toneladas de material particulado, mejorando la calidad del aire y la salud de los colombianos.
Recomendado: Transición energética en Colombia costaría entre 8% y 11% del PIB por año
En la actualidad, además del transporte terrestre, el sector de los biocombustibles busca abarcar la descarbonización del transporte aéreo con alternativas promisorias que aporten a la seguridad y soberanía energética.
Según expresó Jorge Bendeck, presidente de la Federación Nacional de Biocombustibles de Colombia, para el país es determinante el uso de Biocombustibles, así como el la implementación, producción y comercialización de nuevos biocombustibles como el SAF (Combustibles sostenibles de aviación) y el Diésel renovable.
Biocombustibles y movilidad
Entre el cinco de diciembre de 2022 y el diez de enero de 2023 circularán cerca de 11 millones de vehículos (paso peaje) por las vías nacionales, de acuerdo con cifras del Ministerio de Transporte.
Estos automotores se moverán con una mezcla de bioetanol en la gasolina de 5 % y de 10 % de biodiésel en el ACPM, un dato que no resulta menor teniendo en cuenta que con el uso de biocombustibles hay menores emisiones contaminantes y una reducción en el material particulado, azufre, hidrocarburos no quemados, causantes de enfermedades respiratorias.
Recomendado: 3 biocombustibles que apoyarán la transición energética en Colombia
Al respecto, Jorge Bendeck, presidente de la Federación Nacional de Biocombustibles de Colombia (Fedebiocombustibles), comentó que actualmente en todas las estaciones de servicio del país los usuarios pueden encontrar gasolina mezclada con Bioetanol y ACPM con biodiesel, que generan importantes beneficios, no solamente los motores, sino para el medio ambiente y la salud pública.
“Los biocombustibles al no contener azufre ni hidrocarburos aromáticos en su composición química, cuando se mezclan con los combustibles fósiles, reducen de manera proporcional las emisiones de material particulado, conducen a la mejora sustancial de la calidad del aire que respiramos y mejoran el rendimiento de los vehículos”, afirmó el dirigente gremial.
Pero el ambiente no es el único beneficiado con esta mezcla, la economía de los consumidores se ve beneficiada al integrar biocombustibles en la gasolina y el ACPM.
Por un lado, el Bioetanol mejora el octanaje de las gasolinas de manera considerable y la potencia de los motores, mientras que con el Biodiesel las maquinarias tienen mayor lubricidad que el diésel fósil, alarga la vida de los motores y disminuye la frecuencia con la que se realizan los cambios de aceite.
El sector está trabajando para aumentar el acceso a mezclas superiores voluntarias como es el caso del B20, 20 % biodiesel y 80 % ACPM, vale la pena mencionar quienes usan este combustible hacen parte del club de biotanqueo.
Recomendado: Los 5 retos que enfrenta Colombia para lograr la transición energética
Seguramente, durante el 2022, el país romperá récord en la demanda nacional de biodiesel y sostendrá el consumo de bioetanol, consolidándose estas energías renovables líquidas como un insumo fundamental para la transición energética justa, basadas en el conocimiento y la agregación de valor en la industria.
Por otro lado, en 2023 se firmará la hoja de ruta para la transición energética justa, será el año en que se consolidará la política pública para la promoción y uso de los combustibles sostenibles de aviación (SAF), así como del diésel renovable, cada vez está más cercano el día en que lo hoy consideramos como residuos o basura, nos permita volar.
Los biocombustibles son la alternativa más costo eficientes y de más rápida implementación para descarbonizar el sector transporte aéreo y carretero.