Tras conocerse la finalización de la oferta pública de adquisición (OPA) que lanzó el holding IHC por Nutresa en la Bolsa de Valores de Colombia y no cumplir esta con los topes mínimos que pretendía, se confirmó que la operación queda desierta.
La OPA por Nutresa terminó con 1.426 aceptaciones equivalentes a 35.313.472 acciones y el 24,69 % del máximo a comprar. El total sobre acciones en circulación es del 7,71 %.
Sin embargo, IHC buscaba adquirir como mínimo la cantidad de 114.438.968 acciones ordinarias (25 %) y en circulación del emisor y como máximo 143.048.710 acciones ordinarias que representan el 31,25 % del capital con derecho a voto y en circulación. Por tanto, el grupo árabe quedó bastante lejos de su objetivo.
Esto era clave pues Sura, con 35 %, es el máximo accionista de Nutresa a la fecha y Nugil, del Grupo Gilinski, tiene el 31 %. En tanto, Grupo Argos con el 9,9 %, también posee una participación relevante, pero ambos grupos del GEA (Sura y Argos) no aceptaron la propuesta de IHC, Argos mediante negación de su Junta Directiva, mientras que Sura recibió orden de un juzgado de Medellín de no acatar órdenes de los miembros de Junta de Gilinski (María Ximena Lombana, Andrés Bernal y Ángela Tafur) para aceptar la oferta.
Según la propuesta lanzada por la compañía árabe, relacionada en otros negocios con el Grupo Gilinski, con la transacción se pretendía comprar entre 25 % y 31,25 % de la firma de alimentos del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA).
Para esto, pretende pagar US$15 por cada acción de Grupo Nutresa, que, a la fecha, sería cerca de $75.000.
La disputa se acentuó recientemente tras las batallas jurídicas entre el Grupo Empresarial Antioqueño y el Grupo Gilinski ante la aceptación o no de la oferta por parte de Grupo Sura.
Ahora, se espera la próxima semana la realización de asambleas extraordinarias de Nutresa y Sura para reforma de estatutos y elección de nueva Junta Directiva, respectivamente, y la continuación de la batalla jurídica que podría extenderse por muchos meses en Colombia.
El GEA mantiene, de momento, el enroque que busca derribar Gilinski y sus socios árabes, a pesar de las preguntas que genera en el presente y futuro este tema en Colombia y que aún tiene muchos capítulos por contar.