Como un acuerdo histórico han calificado Gobierno, ganaderos y analistas la compra a manos del Estado de tres millones de hectáreas de tierra improductiva en el país, en el marco del Acuerdo de Paz en Colombia. La iniciativa, según cuentas preliminares del acuerdo, estaría tasada entre $30 y $60 billones.
Varias dudas se han generado sobre el soporte financiero que deberá tener el país para dar cumplimiento al pago de esas tres millones de hectáreas y lo que representaría la iniciativa para la deuda del país.
De entrada, el Gobierno explicó que, para el pago de las tierras, se van a destinar bonos de deuda pública u otra forma de pago que determine el Gobierno.
Esto último haciendo la salvedad de que, de momento, el Gobierno no especifica cuál es el monto que se emitirá en títulos de deuda pública ni su inclusión en el Plan Financiero de los próximos años, así como su forma de entrega a los ganaderos y si podrían venderlos en el mercado secundario.
Justamente a la espera de establecer cómo se dará el pago por las tierras, varios expertos saludaron el hecho de que el país lidere un gran pacto con los tenedores de tierra con la idea de reactivar al campo colombiano y, sobre todo, para estimular el mercado laboral rural en el país, así como la autosuficiencia en la seguridad alimentaria.
Las opiniones sobre la iniciativa
Mauricio Cárdenas, exministro de Hacienda de Colombia, destacó que se cumpliera con uno de los pactos entre sector público y privado más importantes de la historia reciente del país. El punto de éxito estará, en gran medida, en que el país cuente con los recursos necesarios para pagar por las tres millones de hectáreas.
Para Cárdenas es clave que, en el proceso de negociación y compra de las tierras, se establezca el acuerdo de pagar precios según avalúo del Instituto Agustín Codazzi, haciendo la salvedad de que se debe comenzar con la compra de predios en aquellos municipios donde el Catastro Multipropósito vaya produciendo resultados.
Esto último teniendo en cuenta que el ritmo de adquisición de 500.000 hectáreas por año sugerido por el presidente Petro, agregó Cárdenas, es razonable operativamente.
“A un precio promedio de $20 millones por hectárea representa $10 billones por año. No es una cifra fácil de manejar para Hacienda, pero es posible dados los mayores ingresos previstos”, complementó el exministro.
En ese mismo sentido, el también exministro de Hacienda, Rudolf Hommes, indicó que el acuerdo entre el Gobierno y los ganaderos, si se financia y ejecuta bien, va a tener la trascendencia que tuvieron en España los Pactos de la Moncloa o en Alemania la decisión de Helmut Kohl de meterle la plata que se necesitaba a la unión.
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“Es clave definir cómo se va a financiar y cómo manejar a los que dicen que no se puede y a los que invocan la prudencia para impedir que se haga lo importante o lo necesario. También es indispensable diseñar y organizar extensión agropecuaria, crédito rural, investigación, etc”, indicó Hommes.
De momento, vale recordar, las agencias calificadoras han hecho el llamado a Colombia que, sin importar su iniciativa de política pública, lo que es clave es saber cómo financiarla y seguir bajo el compromiso de controlar los altos niveles de deuda.
El compromiso del país para recuperar el grado de inversión, a manos de Fitch Ratings y de S&P, es que Colombia no solamente estabilice su deuda en el corto y mediano plazo, sino que también lidere cambios para empezar a ver una reducción constante de la misma.