Visas doradas para la planeación patrimonial

Son múltiples las consideraciones para tener en cuenta antes de cambiar de residencia como los seguros de salud, la calidad de vida, etc.

Un paso imprescindible por no decir el más importante, es la entrevista donde la autoridad consular decide si se aprueba o se rechaza la solicitud de visa. Foto: Pixabay

Por: Lucas Solano, gerente de Planeación Patrimonial Credicorp Capital

Recientemente es común escuchar el deseo que tienen algunas personas de emigrar a otro país, pero no cuentan con un segundo pasaporte (americano o europeo); con lo cual buscan las famosas visas doradas (Golden visas) para poder residir legalmente en esa jurisdicción.

Las visas doradas no son más que programas migratorios que buscan atraer inversionistas extranjeros. Dichas visas exigen en algunos casos hacer inversiones en inmuebles, en otros piden invertir en activos financieros y básicamente otorgan la posibilidad de poder residir en el país.

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El quid del asunto no es el trámite o cuánto toca invertir sino la planeación patrimonial. Así, es importante tener claro que el nuevo país requerirá al beneficiario acogerse a nuevas normas tributarias que varían a las del país de origen y en algunos casos ofrecen ventajas fiscales como, por ejemplo: i) solo tributar sobre las rentas locales y no las mundiales o ni siquiera ser considerado residente para efectos impositivos, para esto es necesario la planeación.

En línea con lo anterior, cambiar de país no asegura lograr una optimización fiscal y una correcta planeación patrimonial, sino que se necesitan cumplir tres factores: i) tener la residencia migratoria ii) tener la residencia fiscal (la cual suele confundirse con la primera) y iii) dejar de ser residente fiscal del país que se deja.

Dependiendo de la jurisdicción escogida los requisitos para obtener estas visas doradas o de inversionista varían. Por ejemplo, Portugal exige unos 350.000 euros, España 1 millón de euros, mientras que Reino Unido unos 2 millones de libras y por su parte Panamá 300.000 dólares.

Son múltiples las consideraciones para tener en cuenta antes de cambiar de residencia como los seguros de salud, la calidad de vida, etc. Pero sin duda el aspecto fiscal debe estar en el centro del asunto, cumplir las obligaciones formales y de fondo en la nueva jurisdicción, así como preparar y organizar el patrimonio deben hacerse antes y no después, incluso para aprovechar las ventajas que puedan ofrecer las distintas visas.

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