La polémica en torno a la reforma tributaria del Gobierno de Gustavo Petro continúa generando opiniones en diferentes círculos económicos, políticos, empresariales y académicos del país ante propuestas que para muchos no solucionan temas estructurales y generan un clima de incertidumbre a futuro. Ver más noticias macroeconómicas
Mauricio Alviar, decano de la Escuela de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad EIA, en entrevista con Valora Analitik, explicó que el proyecto de reforma tributaria no fue sorprendente en temas como el impuesto de renta para personas de altos ingresos (superiores a $10 millones mensuales), los impuestos al gravamen y consumo de bebidas azucaradas o ultraprocesados o las principales ideas que fueron explicadas anteriormente por los funcionarios designados del Ministerio de Hacienda y la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN).
Alviar resalta que si bien hay cambios en temas como el impuesto al patrimonio para aquellos mayores a $3.000 millones, lo cierto es que la reforma tributaria del Gobierno de Gustavo Petro no sería una reforma estructural, al no resolver de manera profunda la impositividad a las personas naturales tal como ocurre en los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
“En la OCDE, los impuestos que pagan las personas representan el 8 % del PIB y en Colombia apenas llega al 1,2 %, pero lo que no ha revelado el ministro Ocampo es que, en la OCDE, en general, las personas activas económicamente pagan impuestos de renta, aun el quintil de menores ingresos. En Colombia, apenas el 4 % de las personas naturales paga impuesto de renta, esto hace una diferencia enorme, pero tampoco se soluciona en esta reforma”, enfatizó el decano de la Universidad EIA.
En este sentido, explicó que, por ejemplo, en Suecia, el quintil de menores ingresos tributa al fisco una porción de su riqueza, equivalente al 37 %, muy parecido al quintil de más altos ingresos, pero todos pagan impuesto de renta, acorde de manera progresiva.
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“En Colombia, las personas de más bajos ingresos no pagan impuesto de renta, IVA por supuesto que sí, todos lo pagamos, pero el impuesto de renta, que es el impuesto por antonomasia apenas lo paga el 4 % de las personas acticas económicamente. Hay diferencia con los países desarrollados en el sentido en que en los países de la OCDE la equidad se logra haciendo una mejor y más eficiente focalización del gasto público y social y ahí es donde se beneficia la población de menores ingresos, no es solo quitándole ingreso a los más ricos. Por eso en Colombia no logramos tener mayor nivel de equidad comparado con los países de la OCDE, y sobre todo cuando el gasto social se focaliza con criterios de asistencialismo y no con criterios de superación de la pobreza por la vía de mejoras en la productividad”, agregó Alviar.
Por esta razón, especificó que una verdadera reforma tributaria estructural debería cumplir tres condiciones: simplicidad, eficiencia y equidad.
“Con esta reforma tampoco parece que vamos a lograr esos tres objetivos. Es cierto que se espera un mayor recaudo, pero seguirá la inequidad, pues todos los ciudadanos deberíamos pagar impuestos de manera progresiva. El que más y el que menos tiene, todo el gasto público que demanda la sociedad tiene un costo alto. Si todos contribuyéramos, también podríamos reclamar más al Estado, pero con esta reforma parece que solo los ricos van a pagar”, dijo Alviar sobre la nueva propuesta de reforma tributaria en Colombia.
Más dificultades de la reforma tributaria de Petro y obstáculos para sector minero-energético
Ante la coyuntura que podría traer la reforma tributaria en Colombia, también se ha señalado la probabilidad de que grandes inversionistas o las personas de más altos ingresos puedan llevar sus dineros a otros países donde la estructura tributaria sea más flexible.
Para Alviar esto “es un riesgo que se corre, pues se generan desestímulos a las personas y empresas para invertir en Colombia e inicialmente se está viendo una desmotivación en sectores empresariales y gremiales. Lo cierto es que la mejor reforma tributaria es un crecimiento económico sostenido”, mencionó el decano de la Universidad EIA sobre este tema álgido que continuará dando de qué hablar en Colombia.
Por otro lado, llamó la atención sobre las propuestas del presidente Gustavo Petro para la limitación a empresas del sector minero y de hidrocarburos.
“Las propuestas para limitar la exploración y explotación son una completa insensatez. Estamos todos de acuerdo en que el planeta y la humanidad debe ir hacia una transición energética basada en recursos renovables, pero ese es un asunto de décadas y no se puede lograr en el corto plazo en un país como Colombia suspendiendo licencias a nuevos procesos de exploración y explotación de hidrocarburos. Desde el punto de vista fiscal no es sensato no otorgar licencias a nuevos proyectos”, dijo.
Alviar destacó también que la ‘obsesión’ del presidente Petro para que Colombia sea líder del cambio climático tiene mucho de largo y de ancho, pues “el país solo genera el 0,2 % de emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que no impacta tanto la reducción del calentamiento global. Por su parte, el PIB colombiano es 0,3 % del PIB mundial. Son romanticismos que de realismo no tienen mucho”.
Resaltó por el contrario que, con esas decisiones que se pueden tomar, sí se puede hacer mucho daño a la economía, impactando ítems sensibles como el déficit fiscal nacional o las regalías a departamentos y municipios.
En este sentido, agregó que la misma energía hidroeléctrica necesita un respaldo térmico que se soporta fundamentalmente en carbón y gas.
“¿Cómo vamos a reemplazar eso? Es exponer al país a un riesgo inmenso pues es difícil reemplazar esos recursos inmediatamente. Es cierto que debemos pasar a la transición, pero muy gradualmente, pues no vamos a dejar de ser dependientes de los recursos fósiles. Colombia depende en un 92 % de recursos fósiles, mientras en el mundo esos márgenes llegan al 88 %, es decir, estamos por encima de la media global. Es una utopía que sí puede generarle cambios drásticos a la economía del país, pues diferente a otros países no tenemos energía nuclear y apenas entre 1 % a 2 % de la energía que generamos proviene de fuentes como la solar, eólica o biomasa, entre otras”, concluyó el decano de la Universidad EIA.
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