En el marco de la actualización de sus proyecciones económicas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) dio cuenta de algunas recomendaciones que deberían tener presente tanto gobiernos desarrollados, como países emergentes, para controlar la inflación.
Dado que no se ve una reducción en el corto plazo de la inflación, el riesgo de que esta se transmita al mercado laboral y al crecimiento económico mundial, el FMI explicó que tratar de mitigar los efectos de los altos precios debería ser prioridad de los encargados de hacer política económica y monetaria.
De acuerdo con el FMI, la inflación mundial se revisó al alza debido a los precios de los alimentos y la energía y también por los persistentes desequilibrios entre la oferta y la demanda. Se estima que la inflación alcance el 6,6 % en las economías avanzadas a cierre de 2022 y el 9,5 % en las economías de mercados emergentes y en desarrollo. Las nuevas estimaciones aumentaron 0,9 y 0,8 puntos porcentuales, respectivamente.
“En 2023, se espera que la política monetaria desinflacionaria haga efecto, con un crecimiento de la producción mundial de solo un 2,9 por ciento. Los riesgos para las perspectivas se inclinan abrumadoramente a la baja. La guerra en Ucrania podría llevar a una interrupción repentina de las importaciones europeas de gas desde Rusia; la inflación podría ser más difícil de reducir de lo previsto”, dice el informe.
La complejidad está en que ese escenario inflacionario lleva a unas condiciones financieras mundiales más estrictas que podrían generar sobreendeudamiento en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, al tiempo que la fragmentación geopolítica podría obstaculizar el comercio y la cooperación mundiales.
Perspectivas en el corto plazo
“Un escenario alternativo plausible en el que los riesgos se materialicen, la inflación aumente aún más y el crecimiento mundial disminuya a alrededor del 2,6 % y el 2,0 % en 2022 y 2023 (…) Una política monetaria más estricta inevitablemente tendrá costos económicos reales, pero la demora solo los exacerbará”, complementa el reporte del FMI.
Sin embargo, las condiciones monetarias más estrictas también afectarán la estabilidad financiera, “lo que requerirá un uso juicioso de las herramientas macroprudenciales y hará que las reformas a los marcos de resolución de la deuda sean aún más necesarias”.
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Finalmente, pide el FMI que las políticas para abordar impactos específicos en la inflación de energéticos y alimentos deben centrarse en los más afectados sin distorsionar los precios.
Sin dejar de lado que mitigar el cambio climático continúa “requiriendo una acción multilateral urgente para limitar las emisiones y aumentar las inversiones para acelerar la transición verde”.