Hace seis años Juanita Liévano fundó Kaironare Tienda Solidaria, una empresa que se dedica a la venta de mochilas Wayúu, buscando contribuir a la alimentación diaria de los niños de La Guajira.
En diálogo con Valora Analitik, Liévano explica que ha dedicado toda su vida al desarrollo del talento humano, y, a finales de 2007, cumplió su sueño de ir a África a hacer un voluntariado, inspirada en la Madre Teresa de Calcuta. Lea más en la sección emprendedores y emprendimientos.
«En ese momento la vida se me parte en dos y me pregunté: ¿Yo qué hago trabajando en el mundo corporativo? Yo quiero dedicarme a servir. Sin embrago, no me iba a salir corriendo, entonces organicé mi vida para hacer un retiro súper bonito de Telefónica», cuenta la emprendedora.
Para ese entonces, Liévano residía en Chile y pronto empacó maletas para regresar a Colombia a continuar trabajando como consultora en talento humano, pero viviendo «al lado del mar», otro de sus sueños.
«Llegué buscando desarrollar un proyecto, que si bien en ese momento no tenía ni idea cuál era, sí tenía claro que tenía que ser algo que tuviera que ver con el mundo del servicio«, destaca.
Continúa relatando que en ese momento vio en el noticiero un titular: «niños de La Guajira mueren de hambre«, y en ese momento tuvo «un déjà vu, porque después de haber ido a hacer el voluntariado en África, donde incluso pensé en regresar, digo: No, esto no puede ser y me voy a este lugar«.
Explica que el lugar al que hacía referencia el noticiero, Kaironare, queda en el norte de Colombia, en un departamento llamado La Guajira, «en un desierto», afirma. «Es el segundo departamento más pobre de mi país, después de Chocó, y, en efecto, la situación que encuentro es devastadora«, dice.
«Ahí empiezo muy empíricamente a ayudar al tema del agua haciendo trueques de carro tanques de agua y de mercados», recuerda Liévano.
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De acuerdo con la emprendedora, empezó a hacer trueques con la comunidad, pues, a su juicio, «todo lo que se regala es caro. Entonces dije: ¿Qué podemos hacer desde ahí? Ellos sabían tejer mochilas y bueno, empezamos haciendo trueques de mercados súper generosos a cambio de mochilas«.
Destaca que su marca es solidaria porque el costo de la mochila era proporcionalmente inferior al costo del tamaño de los mercados que entregaba.
«Duré dos o tres años haciendo trueques, conociendo la cultura y entendiéndola. Esas mochilas me las compraban mis amigos de mi red de Facebook y de WhatsApp», señala.
Liévano cuenta que muchas de las personas que se interesaron en las mochilas que ella promovía a través de las redes sociales de Meta empezaron a interesarse en aportar para hacer mercados para la comunidad de Kaironare y fue así como, poco a poco, fue creciendo su emprendimiento.
«Con eso comenzó a pasar que mucha gente empezó a solventar su situación de alimentación básica, algo que fue muy alentador», dice.
En ese momento, cuenta Liévano, que se le acercó un joven a decirle que su sueño era tener un comedor comunitario. «Yo apalanco el sueño el chico y le digo: Listo, yo te apoyo, vamos a darle el comedor comunitario«.
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Buscando lograr que su proyecto fuera sostenible, y luego de que se lo aconsejara una joven, la fundadora de Kaironare Tienda Solidaria decidió abrirle la cuenta de Instagram a su emprendimiento.
«Abro el Instagram y empiezo a contar qué hago y empiezo a mostrar todo. Ahí nace la historia de lo que hoy en día es una tienda virtual«, destaca.
Una tienda de diseño
«La principal característica de Kaironare Tienda Solidaria como emprendimiento es el diseño. Yo me declaro una tienda de diseño», adelanta Liévano.
A la fecha, el emprendimiento cuenta con más de 80 referencias, que varían entre tres tipos de tejidos, elaboradas a mano por 70 madres tejedoras ubicadas en tres asentamientos distintos.
Comenta que el más fuerte que tiene en este momento se llama tejido puyado o tapizado, «que es una tela que primero se pinta y luego se borda como un tapiz y luego se arma la bolsa», explica.
«Luego tenemos el tejido ancestral liviano, que son unas bolsas hechas solamente por mujeres adultas mayores de la comunidad donde la demanda es muy grande. Por último, tenemos el tejido tradicional en crochet, que es el más típico», añade Liévano.
Las mochilas vienen por tallas, comenzando por la S hasta la XL, y se pueden conseguir desde los $189.000 en adelante. Se distribuyen a nivel nacional e internacional, llegando a destinos como Estados Unidos y China.
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La mayoría de los clientes de Kaironare Tienda Solidaria llegan a través de Instagram y luego son dirigidos a WhatsApp para coordinar los detalles de la venta. Del mismo modo, el emprendimiento cuenta con un punto físico ubicado en Usaquén, un barrio al norte de Bogotá.
«La comercialización de cualquier producto ocurre a través de Instagram mucho más que por Facebook, no sobra decirlo. Ya luego nos conectamos con WhatsApp, que es donde ya se hacen las transacciones. Para mí las redes lo son todo«, afirma.
Valora Analitik y Meta (casa matriz de Facebook, WhatsApp y de Instagram) se aliaron para destacar las historias de emprendedores exitosos en América Latina que, aprovechando las herramientas digitales, crecieron sus negocios, incluso en épocas difíciles como la pandemia.