No vender cigarrillos y ofrecer opciones de riesgo reducido para fumadores: la apuesta de PMI

La multinacional Phillip Morris International (PMI) se puso como meta dejar de vender cigarrillos de tabaco que fueron el foco de su negocio durante las últimas décadas

La multinacional Phillip Morris International (PMI) se puso como meta dejar de vender cigarrillos de tabaco que fueron el foco de su negocio durante las últimas décadas. Vea más noticias empresariales

Esa decisión, de largo plazo, se basa en la inversión de US$9.000 millones que han tenido estudios en su centro de investigación con el «único objetivo de tener un mundo libre de humo», dijo Silvia Barrero, vicepresidente de Asuntos Externos en el Clúster Andino para PMI.

Esa meta contempla el desarrollo de mejores alternativas que continuar fumando por las reconocidas consecuencias que tiene para la salud la combustión del tabaco a altas temperaturas. Las marcas más reconocidas de PMI son Marlboro y Chesterfield.

Las millonarias inversiones de PMI se basan en generar opciones para esas personas que tomaron la decisión de no dejar de fumar cigarrillos de tabaco.

La ejecutiva explicó que lo que pasa cuando el fumador enciende un cigarrillo tradicional es que se inicia la combustión del tabaco lo cual produce un proceso de generación de cientos de sustancias tóxicas para el cuerpo humano.

Desde su posición como líder de PMI, dijo que no es desconocido que la nicotina puede generar adicción y otros temas médicos para el fumador, pero advirtió que es realmente la combustión del tabaco lo que libera las sustancias nocivas.

En ese orden de ideas, la empresa tomó la decisión desde hace varios años de cambiar la forma de producir y ofrecer opciones a sus clientes con una manera diferente de usar el tabaco.

La forma más importante para ofrecer productos a sus clientes, dijo, es cambiando la combustión del tabaco por su calentamiento.

Detalló Silvia que la diferencia entre la combustión y el calentamiento se puede ejemplificar mediante los grados de temperatura de cada una de esas opciones. La combustión puede llevar el tabaco a temperaturas de 650-700 grados Celsius que genera humo y ceniza que es donde están todas las sustancias tóxicas, mientras que el calentamiento lleva el tabaco a 300-350 grados para liberar la nicotina.

Las diferencias adicionales entre ambas formas de consumo es que el calentamiento libera un 95 % menos de sustancias nocivas para la salud frente a la combustión, mientras que no genera ceniza, humo y olor.

Entonces, la meta de la empresa es pasar de vender cigarrillos tradicionales a ofrecer «productos de riesgo reducido».

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Otra forma de producir y consumir

Dentro de la gama de productos que calientan el tabaco en lugar de quemarlo se encuentra la marca Iqos que es un dispositivo electrónico, enseñó la ejecutiva.

Ese dispositivo electrónico, dijo, funciona calentando pequeñas unidades llamadas Heets que, por cierto, si un fumador quisiera quemarlas de la forma tradicional no podría hacerlo porque las hojas del tabaco están dispuestas de una forma que lo impide justamente para evitar la combustión.

Entonces, para poder consumir el tabaco calentado se deben introducir esos Heets en el dispositivo electrónico Iqos que tiene una cuchilla en la parte interna que genera el calor controlado. Momentos después los Heets producen vapor que contiene muchas menos sustancias nocivas para el fumador, no genera olor ni humo.

Calentar el tabaco produce un vapor que está compuesto en un 79 % por agua, en un 9 % por glicerina y en un 3 % por nicotina. Otros componentes completan el 100 %.

La vocera destacó un elemento relevante para los no fumadores y es que calentar el tabaco en un dispositivo electrónico no genera un consumo pasivo porque no genera humo para quienes están alrededor del fumador activo.

La cajetilla de Heets tiene un costo de $7.500 en el mercado colombiano, en tanto hay dos versiones del dispositivo electrónico Iqos que cuestan $150.000 y $230.000. Esos dispositivos, según la vocera, no son un cigarrillo electrónico (también conocido como vapeador), sino que funciona como un calentador de tabaco.

De hecho, advirtió que la regulación en Colombia no tiene permitida la comercialización oficial de vapeadores para el mercado local, aunque PMI sí los vende en otros mercados como productos de riesgo reducido.

La diferencia más clara entre un dispositivo electrónico como el Iqos de PMI y un vapeador es que este último calienta cápsulas que contienen nicotina directamente, mientras que el producto de PMI calienta hojas de tabaco.

El calentador electrónico de tabaco de PMI tuvo como primer país de venta América Latina a Colombia en 2017 y, a partir de ahí se expandió a México, Guatemala, República Dominicana y Curazao.

La ejecutiva de PMI reiteró que la nicotina per sé no causa la toxicidad en el consumo del cigarrillo, sino que lo hace la combustión tradicional del tabaco que libera cientos de sustancias nocivas para la salud.

Darle la vuelta al negocio del cigarrillo

Las cifras más recientes de PMI indican que ya unos 20,3 millones de personas en el mundo pasaron de fumar cigarrillos de combustión a productos de calentamiento de tabaco. En Colombia la cifra de usuarios es de 70 mil sobre una base de usuarios de 2,6 millones, «es decir que nos queda un camino largo por recorrer», dijo Silvia Barrero de PMI.

En el mundo, reveló, hay alrededor de 1.100 millones de fumadores según datos de la Organización Mundial de la Salud y se estima que la cifra se sostenga en los próximos años, por lo cual la ejecutiva de PMI llamó la atención sobre la necesidad de que los gobiernos regulen su consumo, así como expedir normas para regular dispositivos electrónicos como el Iqos para sentar las bases de una opción de riesgo más reducido para la salud.

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En la visión de largo plazo de PMI el objetivo es dejar de vender cigarrillos tradicionales de combustión para concentrar su negocio en la venta de opciones de riesgo reducido y complementarla con el suministro de sustancias botánicas de bienestar para el sueño, la energía y la concentración dentro de lo que será una política «más allá de la nicotina» (beyond nicotine).

Ese cambio de estrategia de ventas tiene como meta que al año 2025 el 50 % de los ingresos de PMI ya se generen de nuevos productos como los de riesgo reducido y los de bienestar.

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